Una cafetería para todos

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2008

Una cafetería para todos. No, esta vez no vamos a hablar de nuestro país en esta selección mensual de noticias para el colectivo con discapacidad auditiva. Hoy es Colombia la protagonista. Un país tan bello por sus paisajes como por sus gentes (y hay que visitarlo para darse cuenta).

Una cafetería para todos. A diferencia de la suerte dispar que tienen los bares para sordos en Europa -en Madrid quebró en 2007 el Café de los signos- en Bogotá se mantiene con buena salud el pequeño bar Sin palabras, en Carrera 7, para alegría de los más de 50.000 sordos que habitan la capital colombiana. Y de los cada vez más numerosos turistas.

Regentado por María Fernanda Vanegas, Cristian Melo y Jessica Mójica, oyentes, puede presumir de ser el único establecimiento del país adaptado a esa comunidad usuaria o no de audífonos. Tiene pantallas de televisión que emiten videos musicales con traducción a lengua de signos. Cartas de bebida y comida con abecedario de signos y, sobre todo, una tarima de madera en el suelo que transmite la vibración de la música. Así, una cena y unos buenos cócteles servidos por camareros que también pertenecen a la comunidad sorda pueden culminar en un bienvenido y desenfrenado baile… en silencio.

Una cafetería para todos. Como decía una de las fundadoras, María Fernanda Vanegas, en la bogotana Radio BLU, «Solo estamos nosotros en Colombia y hay uno más en Latinoamérica y seis en el mundo, y nos enorgullecemos de ‘obligar’ a los oyentes, con el mejor humor a pedir su consumición con lengua de signos, ¡así aprenden otro idioma y todos jugamos!. Es cuestión de tener la mente abierta y, además, tenemos por supuesto material para escribir». Ser sordo es una condición, no una discapacidad. «Los sordos hablan diferente, pero hablan, no son inútiles», concluye Vanegas, rechazando la idea del «pobre sordito o mudito» que todavía vemos por ahí.

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Óscar Cabrera