¿Oír o escuchar?

0
2047
Los audífonos digitales permiten una escucha activa.

Palabras sinónimas que implican dos procesos diferentes. Oír es la percepción pasiva de los
sonidos, mientras que escuchar es un acto voluntario que requiere del deseo de usar el oído para enfocar los sonidos seleccionados. En otras palabras, escuchar es la facultad de seleccionar la información de sonidos que uno desea oír para percibirla de manera clara y ordenada. Desempeña un papel predominante en la integración, comprensión y retención de mensajes sonoros, particularmente de los sonidos del lenguaje. Escuchar es de vital importancia en el proceso de aprendizaje.
Escuchar, no oír, es la función primaria del oído. Escuchar es tanto la habilidad de captar información, como la habilidad de filtrar la información irrelevante. Cuando las sensaciones son procesadas de forma fluida, los estímulos irrelevantes son bloqueados y podemos concentrarnos y enfocar. Podemos organizar y jerarquizar esta información en vez de sentirnos abrumados.
La escucha óptima, por tanto, se refiere a la habilidad de usar el oído para enfocar voluntariamente y con atención un sonido entre los demás sonidos del ambiente.
Podemos decir que la percepción tiene en general dos funciones:
Por una parte, el órgano sensorial se comporta como un analizador de la impresión que recibe, a la que es específicamente sensible.
Por otra parte, el órgano sensorial informa al sujeto acerca del mundo circundante.
La escucha selectiva es efectuada tantas veces como el acto de escuchar. Salvo en una situación experimental, los sonidos no se producen sobre un fondo de silencio. La posibilidad de atender a estímulos simultáneos depende de la cantidad de información que presente cada uno de los estímulos, ya que no se puede manejar a un mismo tiempo más que una cantidad determinada de información.
En el proceso de la audición resultan al menos tres actos definibles, íntimamente relacionados entre sí, y que van desde el acto sensorial puro de oír sin la asociación de ningún mecanismo consciente, pasando por un segundo estadio que caracteriza la escucha e implica una voluntad subyacente para lograrla, hasta, por fin, desembocar en el último lugar de la progresión: la integración propiamente dicha. Son las tres formas de escucha que propone Willems: escucha sensorial (oír), escucha afectiva (escuchar) y escucha intelectual (comprender).
Para alcanzar ese grado de absorción total que representa la acción de integrar, es preciso una cierta toma de conciencia; gracias a ella se puede registrar, memorizar, reproducir y como consecuencia imitar.
El papel de los audífonos, y los accesorios inalámbricos, ha ido evolucionando con la tecnología digital que ha permitido el paso de la acción de oír a la acción de escuchar dotando al oído para realizar la actividad para la que está diseñado.