La sordera congénita

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sordera congénita
Sordera congénita

La sordera congénita. Son varios los factores que pueden conducir a la hipoacusia infantil. Puede producirse si un niño nació prematuramente o tuvo complicaciones al nacer, si tiene antecedentes familiares de hipoacusia infantil, estuvo expuesto a sonidos o ruidos muy fuertes, sufrió infecciones como meningitis, o recibió medicamentos que pueden contribuir a la hipoacusia.

La sordera congénita. Según el momento de su adquisición, la pérdida auditiva en niños se puede clasificar como  prenatal, perinatal o posnatal.  La sordera congénita es la provocada por factores prenatales y perinatales.

En general, puede decirse que uno de cada mil neonatos sufre sordera congénita, que puede tener un origen neurosensorial, conductivo, mixto o central. Más del 90% de los casos de hipoacusia infantil  se presentan en niños de familias normoyentes, mientras que en el 40% de los casos de niños sordos, su deficiencia auditiva tiene un origen no genético.

Las causas prenatales de hipoacusias congénitas no genéticas son aquellas a las que ha estado expuesto el feto durante el periodo gestacional: infecciones (TORCH), medicamentos ototóxicos, radiaciones, enfermedades metabólicas maternas y hábitos tóxicos maternos.

Dentro de las causas de hipoacusia adquiridas en el periodo perinatal, cabe destacar la hipoxia, prematuridad, hiperbilirrubinemia, infecciones y traumatismo craneal.

El  programa de detección precoz de la hipoacusia lo impulsó el European Consensus Development Conference on Neonatal Hearing Screening en 1998 y la Comisión para la Detección Precoz de la Hipoacusia Infantil (CODEPEH) en 1999, así como la American Academy of Pediatrics en 2000. No obstante, no fue hasta el año 2003 cuando se publicó en España, extendiéndose  su implantación a partir de entonces.

El cribado neonatal es clave en un perfecto desarrollo del bebé. Cuando su práctica no era aún obligatoria, había casos en los que se tardaba incluso años en detectar la pérdida auditiva, lo que deviene en un retraso en el desarrollo del lenguaje. Asimismo, la ausencia de diagnóstico perjudica, por la demora,  el beneficio del tratamiento.

En España, todas las Comunidades Autónomas cuentan con programas de cribado neonatal desde el año 2010. La prueba es indolora  y se realiza a todos los bebés recién nacidos antes de recibir el alta en el hospital. Según el centro hospitalario, o la región, el cribado auditivo universal puede ser mediante Otoemisiones Evocadas Transitorias (OEAT) o Potenciales Evocados Auditivos Automáticos (PEATCa).

Que el bebé no supere inicialmente la prueba del cribado neonatal no quiere decir necesariamente que no oiga bien. A veces,  los niños no pasan la prueba porque hay algún resto de líquido amniótico  en el oído, por ejemplo.  Entonces, se lleva a cabo una inspección a fondo del oído, por si el problema se puede detectar in situ, con la práctica de pruebas adicionales, como la de la timpanometría.

En todo caso, es necesario repetirla una segunda vez, pasado un tiempo, y, de seguir siendo negativa, debe practicarse entonces una tercera prueba, de potenciales evocados de nivel auditivo, para comprobar cuál es el grado de pérdida auditiva del neonato. Así, de acuerdo con la pérdida detectada, el ORL determina el tratamiento.

 

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