¿A qué se debe el retraso de muchos jóvenes sordos en leer y escribir correctamente en su idioma?

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La doctora Ana Belén Domínguez lleva años investigando los motivos del retraso de muchos jóvenes sordos en leer y escribir correctamente en su idioma, unas dificultades que marcan sus vidas para siempre y que pueden minimizarse de forma muy acusada según sus últimas conclusiones. En esta entrevista aclara estos conceptos.

Todos los oyentes pensamos que una persona sorda no debe tener ningún problema en leer, pero esto no es así, ¿Por qué?

En el caso de los niños oyentes, el estar inmerso en un ambiente social que comunica oralmente suele ser suficiente para que tengan una base lingüística adecuada para comenzar el aprendizaje de la lectura; hecho que, con frecuencia, no ocurre en el caso de los niños sordos, sobre todo cuando su sistema de comunicación es principalmente oral, sin ayuda de sistemas complementarios, ni de ayudas técnicas, como los implantes cocleares. En ese caso, la percepción del habla que tienen estos niños sordos es incompleta y llena de ambigüedades, ya que, se realiza fundamentalmente a través de la lectura labio-facial y de la denominada “suplencia mental” (o proceso de integración de múltiples informaciones: lo que se ve en los labios, la expresión facial de hablante, la información que ofrece el contexto y el conocimiento que se tiene de la lengua oral). Esto hace que la mayor parte de estos niños empiezan el aprendizaje de la lectura en una lengua que no conocen y no dominan suficientemente. De forma más concreta en dos aspectos: el vocabulario, muy limitado y claramente insuficiente para leer y escribir; y la morfo-sintaxis, debido a la percepción parcial del habla, habitualmente, se limitan a identificar las palabras claves de las frases, las que poseen contenido semántico propio (verbos y sustantivos) y en menor medida las palabras funcionales (preposiciones, artículos…). Este déficit lingüístico (léxico y morfo-sintáctico) y general que (habitualmente) suelen presentar estos alumnos es, en gran parte, el responsable de sus dificultades lectoras.

A esta dificultad lingüística general hay que agregar otra, la ausencia parcial o total de representaciones fonológicas de las palabras. La lengua escrita está basada en la fonología. Las letras representan con mayor o menor fidelidad a los fonemas y este hecho es fundamental para aprender a leer, como demuestran los actuales modelos teóricos de lectura. En el caso de las personas sordas, el acceso a la dimensión fonológica de la lengua puede estar dificultado a causa del déficit auditivo y, por lo tanto, ser causa de problemas en la lectura. Una consecuencia directa de esta afirmación es que todo aquello que contribuye al desarrollo de la fonología en el plano perceptivo del niño sordo, la palabra complementada y los implantes cocleares, tendrá una incidencia directa sobre el nivel lector que éste podrá alcanzar.

¿Este problema atañe a todo tipo de lecturas, o existen textos más fácilmente comprensibles para los discapacitados auditivos que otros?

No creo que existan textos que sean más comprensibles por personas sordas que por personas oyentes. Existen textos que son más sencillos que otros, por ejemplo, lo textos narrativos son más sencillos que los textos expositivos y, dentro de éstos y dependiendo del tipo, puede haberlos más sencillos o más complicados. Lo que sí que es correcto es pensar que cuando un texto está bien escrito (con una buena coherencia textual, cohesión, estructura, etc.) facilita su lectura y/o facilita la interacción necesaria entre el lector y el texto para que se produzca la comprensión lectora. Cuanto peor elaborado este el texto y más necesidad tenga el lector de aportar sus conocimientos (generales, sobre el tema, sobre la estructura, conocimientos lingüísticos…) más patentes pueden hacerse las dificultades de un alumno (sordo u oyente) para leer ese texto.

¿Qué importancia tienen las palabras claves en este proceso? ¿Nos puedes poner un ejemplo de lectura no entendida del todo por un sordo?

En el contexto descrito en la pregunta 1, la cuestión que cabe hacerse es ¿qué hace un lector para comprender un texto que contiene palabras que no conoce y construcciones sintácticas que maneja “a medias”? En algunos de los trabajos que hemos realizado hemos mostrado que en esta situación, el lector sordo como el oyente, utilizan una estrategia que consiste en identificar las palabras clave de la frase, generalmente palabras frecuentes con contenido semántico pleno y elaboran sobre esta base un significado global. Los aspectos morfo-sintácticos de la frase se reducen a fórmulas elementales. A esta estrategia la hemos denominado estrategia de palabras clave. Pongamos un ejemplo, en la frase “Ir a mucha velocidad con el coche por carretera es…”, la lectura de palabras clave de esta frase consistiría en identificar las palabras “coche” y “carretera” e ignorar las otras. Un lector que usara la estrategia de palabras clave aceptaría que palabras como “viaje” o “camino” son adecuadas para completar la frase. Solamente un análisis exhaustivo de la frase que implicaría procesar las palabras funcionales permitiría al lector excluir esas soluciones y adoptar la palabra “peligroso” como correcta gramaticalmente. Nuestra investigación muestra que el uso de la estrategia de palabras clave es debido a problemas sintácticos.

Creo que tus investigaciones empezaron con la petición de asesoramiento de unos colegios de Madrid para trabajar con alumnos sordos ¿Puedes explicarnos cómo fue?

Hace aproximadamente unos 15 años, dos colegios de la Comunidad de Madrid iniciaron un cambio en su modalidad educativa hacia la educación bilingüe (lengua de signos y lengua oral con apoyo de la palabra complementada) e inclusiva de los niños sordos. En este cambio nos pidieron asesoramiento sobre cómo trabajar la lengua escrita dentro de este modelo educativo. Este reto nos hizo darnos cuenta de que para poder prescribir cómo realizar este asesoramiento necesitamos primero describir qué hacen los niños sordos (y los adultos sordos buenos lectores) cuando se enfrentan a un texto y, más importante aún, por qué leen como leen, o dicho de otra forma, necesitamos conocer (de la forma más analítica posible) cuáles son las estrategias que emplean para leer y por qué emplean esas estrategias. Evidentemente, si sabemos cómo leen y por qué leen de una manera determinada podremos diseñar y desarrollar recursos educativos que permitan implementar, modificar o desarrollar las estrategias de lectura más adecuadas, o las que las teorías de lectura actuales nos muestra como más eficaces.

Este planteamiento a la hora de asesorar también nos llevó a darnos cuenta de la necesidad de disponer en nuestro país de herramientas de evaluación de la lengua escrita que nos permitieran realizar no solo una evaluación global de la lectura de los niños, sino una evaluación analítica que busque cuáles son los mecanismos que un alumno está empleando para leer y/o descubrir posibles retrasos o dificultades en el proceso lector. Esta necesidad ha hecho que a lo largo de la última década hallamos diseñado y operativizado la batería PEALE (Pruebas de evaluación analítica de la lengua escrita), que facilita la evaluación de los alumnos sordos (y otras poblaciones), aporta información precisa de las estrategias que emplean para leer. Esta batería analiza factores no específicos de la lectura (sintaxis y vocabulario) y factores específicos (ortografía y metafonología), que como señalaba en la pregunta 1 suelen ser los factores responsables de las dificultades lectoras de los estudiantes sordos.

¿Por qué el problema es menos grave en los niños con implante coclear?

Aunque los resultados no son tan extraordinarios como algunos audiólogos, foniatras, educadores e investigadores habían soñado, los implantes coceares son una ayuda considerable, sobre todo cuando son practicados precozmente (antes de los 30 meses), pero no hacen del niño sordo un oyente.

Los implantes cocleares están siendo muy eficaces a la hora de proporcionar a las personas con una sordera profunda acceso a la información que típicamente facilita el sonido, lo cual incrementa la percepción y la producción del habla, proporciona gran acceso a la fonología de la lengua y el desarrollo de la lengua oral. La información sobre la percepción del habla facilitada por los implantes cocleares favorece el desarrollo de representaciones fonológicas y de habilidades de lenguaje más generales, con los beneficios que esto puede tener para la lengua escrita, tal y como he señalado anteriormente. Sin embargo, el impacto de la mejora en el acceso a la audición en el éxito académico de los niños sordos, en particular el desarrollo de la comprensión lectora, está todavía bajo investigación.

En nuestra investigación más reciente, hemos visto que los niños con implante coclear, sobre todo los que han recibido el implante de forma precoz, tienen mejores niveles lectores que los niños sordos sin implante coclear y sus resultados globales se aproximan a los de los oyentes. Sin embargo, al realizar una evaluación analítica de la lectura de estos niños (nuestra batería de lectura, PEALE, permite hacerlo) vemos que tienen tendencia a usar la estrategia de palabras clave a la hora de leer, y, una vez más, esto se produce porque siguen haciendo un mal uso de la sintaxis cuando leen.

Afirmas que, para las personas sordas, leer más no implica una mejor sintaxis en sus escritos ¿por qué?

Anteriormente, he señalado que los lectores que comienzan a leer con una sintaxis que no dominan o que no dominan lo suficiente en su lengua oral, suelen emplear para leer la estrategia de palabras clave, es decir, identifican las palabras clave de la frase, generalmente palabras frecuentes con contenido semántico pleno y elaboran sobre esta base un significado global. Los aspectos morfo-sintácticos de la frase no son procesados o los son de forma rudimentaria. El hecho de no procesar las palabras funcionales ni los elementos morfo-sintácticos provoca que éstos no mejoren al aumentar el nivel lector. Podríamos decir que entran en una especie de círculo virtuoso que provoca que empleen la estrategia de palabras clave porque tienen problemas con la sintaxis y el uso de esta estrategia no implica mejora en la sintaxis al no procesar ésta. Esta conclusión procede de los resultados que hemos obtenido al evaluar a un grupo de 26 personas sordas adultas consideradas como buenos lectores por haber alcanzado altos niveles académicos. Este grupo empleaba en su casi totalidad la estrategia de la palabras clave debido fundamentalmente a dificultades en el uso de la sintaxis en lectura. Nuestros datos mostraron que a medida que se incrementaba el nivel lector no aumentaba la sintaxis de estos lectores.

Una comparación permitirá clarificar esta idea. Un alumno que conoce el español y que sabe leerlo correctamente sería capaz de comprender parcialmente un texto en italiano sin conocer esta lengua. Sus dificultades con el texto en italiano (lentitud, errores, incomprensión total de algunas frases, etc.) de ningún modo podrían ser atribuidas a dificultades específicas en lectura, puesto que el lector del ejemplo lee perfectamente el castellano, sino al conocimiento de la lengua italiana. La única forma razonable de mejorar la lectura en italiano de nuestro lector hipotético es enseñarle el italiano. Aplicado al caso de los sordos este ejemplo nos lleva a una conclusión que tiene unas consecuencias pedagógicas evidentes: para mejorar la lectura de los sordos es importante desarrollar sus habilidades lingüísticas, especialmente las morfo-sintácticas (lo cual implica romper ese círculo virtuoso del que hablábamos anteriormente).

¿Cuáles son, según tu opinión, los principales problemas a los que se enfrenta una persona sorda en su rutina diaria? ¿Crees que los discapacitados españoles lo tienen más o menos complicado que en el resto de Europa?

Dado que vivimos en una sociedad plenamente alfabetizada y con gran uso de las nuevas tecnologías de la información como medio fundamental de comunicación en nuestra vida diaria, creo que las personas sordas tienen más dificultades en el uso de estos medios de comunicación puesto que están basados en el texto escrito. Y no creo que nuestros alumnos sordos estén en peor situación que en otros países europeos. Gran parte de los estudios que hemos desarrollado en España han sido realizado también (de forma conjunta algunos de ellos) en lengua francesa por el profesor Jesús Alegría de la Universidad Libre de Bruselas, y los resultados son similares a los encontrados en nuestro país.

Ana Belén Domínguez es doctora en Ciencias de la Educación por la Universidad de Salamanca y directora de estas investigaciones.

Óscar Cabrera

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