Primera campaña de cooperación internacional en Audiología de Grupo GN España

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2026

Primera campaña de cooperación internacional en Audiología de Grupo GN España. Grupo GN España, apoyado en la experiencia de la Fundación Cione Ruta de la Luz ha emprendido en Dakhla (Sahara Occidental) la primera misión de cooperación internacional de su historia en materia de Audiología. Hasta allí viajaron tres audioprotesistas desde España. Beatriz Camacho, responsable de Producto de Grupo GN, ha sido la coordinadora técnica de una misión audiológica en la que se ha revisado la audición de 362 pacientes y adaptado 84 audífonos. Beatriz, y sus compañeros, los audioprotesistas Pedro Duc y Estefanía Adrover, han vuelto impactados por la trascendencia que para la vida de muchas de esas personas va a tener volver a oir.

Adaptamos muchos audífonos que devolvieron la capacidad de trabajar a sus beneficiarios. Imagínate las caras de felicidad de esos padres de familia

Hace unos días volvías de tu primera acción de cooperación internacional, en un viaje condicionado por las fechas en las que se produjo…

Pues podría parecer, sí, porque viajamos el 14 de noviembre, el día después de los atentados de París, pero en realidad, ninguno pensamos en nada más que en el trabajo que íbamos a hacer y en ayudar. Notamos que había mucha seguridad, y en Dakhla nos dijeron que más militares de lo normal en las calles. Sufrimos controles adicionales en los aeropuertos… Pero eso fue todo. La estancia en la ciudad fue tan tranquila como productiva.

¿Llegasteis a sentir miedo?

En ningún momento. Creo que ha sido peor para nuestras familias, por la tensión que rodeó a los atentados que para nosotros mismos, que lo único que hemos sentido allí ha sido la gratitud de las asociaciones con las que hemos trabajado y de los beneficiarios; y lo que sentimos ahora son ganas de volver para seguir ayudando a la gente.

¿Era tu primera experiencia en materia de cooperación?

Había trabajado algunos veranos como voluntaria para cuidar el parque natural de El Saler, en Valencia, como miembro de Grupo Scout en Puertollano, de donde yo soy. Aparte de eso, no tenía experiencia previa en materia de cooperación hasta que me surgió esta oportunidad. Soy licenciada en Dirección y Administración de Empresa. En estos últimos años había estudiado y obtenido la titulación en Audioprótesis para entender mejor el sector y tener más capacidades en mi trabajo para Grupo GN. Nunca pensé que el grado me iba a servir también para darme la oportunidad de colaborar como cooperante y estoy feliz.

¿Puedes describirnos un poco la ciudad en la que habéis llevado a cabo la misión auditiva de cooperación?

Dakhla está cerca del Ecuador, próxima a Canarias, así que cuenta con un tiempo estupendo, de entre 25 y 30 grados, y aunque por la noche refrescaba un poco, el viaje en sí fue como volver al verano. De la ciudad no sabía mucho. Solo que es la antigua Villa Cisneros. Mi primera impresión fue bastante buena. Tienen aeropuerto, colegios, restaurantes, hoteles… Es una ciudad limpia y con un proyecto turístico alrededor del submarinismo y kye surf.

¿Y en materia de sanidad?

En Dakhla la gente no pasa hambre. El nivel de vida no es alto, pero no se ve pobreza en las calles. Lo que sí tienen son deficiencias en su sistema de salud pública. No cuentan con recursos para acudir al especialista y menos aún para adaptarse un audífono. No sé si es cuestión de falta de profesionales de la medicina, o de medios materiales, pero en la materia que nos ocupa, la Audiología, la atención es inexistente. Nos hemos encontrado pacientes con hipoacusias profundas que habían pasado por el hospital civil de Dakhla sin recibir un diagnóstico. En realidad nosotros hemos sido su primera, y única, alternativa, puesto que el lugar más cercano para que un paciente pueda revisarse la audición y adaptarse un audífono es Rabat o Casablanca, y no hay muchas personas que se puedan permitir el lujo de coger un avión hasta esas ciudades. Los beneficiarios a los que hemos visto, con informes previos, provenían de esas localidades.

¿Cómo se gestó la campaña?

La campaña en el Sahara comenzó porque Pedro Duc, audioprotesista navarro que trabaja con la Fundación Cione Ruta de la Luz, había estado allí en una campaña anterior de cooperación internacional, pero en materia de salud visual. Él fue quien percibió que también había una necesidad en materia de audioprótesis, y que el proyecto era viable, con toda la razón, porque así ha sido. En Dakhla hemos trabajado de la mano de dos asociaciones locales, la de Discapacitados y la de Sordos. Yo no conocía la labor que lleva a cabo la Ruta de la Luz, pero una vez que he sido partícipe, me parece alucinante lo que hacen en sus misiones sobre el terreno para ayudar a personas sin recursos por todo el mundo. Me han contagiado su entusiasmo, y eso mismo es lo que yo estoy haciendo ahora con mis compañeros en GN.

¿Cómo era el sitio en el que llevasteis a cabo la acción de cooperación internacional?

Ambas asociaciones lo habían preparado todo con antelación. Pusieron a nuestra disposición unas magníficas instalaciones. Llevamos a cabo la acción de cooperación en tres salas en las que contábamos con internet y WiFi, y aunque no teníamos cabina insonorizada, pudimos trabajar en ellas perfectamente. Cada uno de los tres audioprotesistas del equipo, teníamos una para llevar a cabo nuestra labor.

¿Cómo os organizasteis el trabajo?

Trabajamos cinco días, de lunes a viernes, en jornadas de ocho y media de la mañana a ocho y media de la noche. Mis compañeros se encargaban de las otoscopias y de las audiometrías, mientras que, en mi caso, como era la que más conocía el producto, me encargaba de las adaptaciones. En total, permanecimos en Dakhla una semana, de sábado a sábado, pero necesitamos un tiempo para organizar el material e instruir a nuestros ayudantes, y después para recogerlo. Las asociaciones pusieron a nuestra disposición a varios trabajadores que nos ayudaban con la logística, con la traducción y en el día a día. Por ejemplo, cogían las citas. En mi caso, conté con una colaboradora extraordinariamente eficaz, que me ayudaba a conectar los audífonos o a cambiar los tubitos de los auriculares cuando era necesario. Comenzábamos la consulta con una pequeña anamnesis. Cada paciente nos contaba su historia. El fundador y el presidente de la Asociación de discapacitados nos traducían al español. Yo, en lo que pude, me manejé también en inglés, porque allí la gente habla el árabe y algo de francés. En algunos casos teníamos que traducir del español al árabe y después del árabe a la lengua de signos. Una de las principales causas de hipoacusia que nos encontramos fueron enfermedades como la meningitis, que había provocado pérdidas de audición severas, y también otras patologías derivadas de la ausencia de medicina preventiva. Después de la anamnesis practicábamos otoscopias y, en el caso de detectar problemas de audición, hacíamos las audiometrías. Estudiábamos cada caso para ver si era posible o no adaptar un audífono. A los pacientes a quienes se los adaptábamos, les pedíamos que volvieran al día siguiente. Si era necesario, le ajustábamos el audífono para su mejor confort y a todos les formábamos con un minicurso de mantenimiento del audífono, sobre cómo se limpiaba y como había que tratarlo.

Por lo que cuentas, la relación con el equipo ha sido fantástica…

Sin duda. Desde el primer día hubo una química especial. Lo hacíamos todo de manera consensuada. Nos hemos complementado en todo momento, Estefanía es pura energía y vitalidad y Pedro nos aportaba esa calma que necesitábamos en los momentos de más estrés. Han sido magníficos como compañeros de trabajo y de expedición.

Buena organización, apoyo de la contraparte, buen equipo, todo ha contribuido al éxito de la misión audiológica…

Efectivamente. En cinco días revisamos a 362 pacientes a los que adaptamos 84 audífonos. Y aun así se quedó gente fuera porque no tuvimos tiempo material de atenderles. Entre otras cosas, por eso me gustaría que se pudiera repetir la misión, y también por el mantenimiento del producto. Como responsable técnico de la misión, me corresponde a mí hacer el seguimiento de las adaptaciones en el tiempo, y aunque podamos hacer mucho a través de internet, el audífono debe evolucionar con la pérdida del paciente, y para eso es mejor trabajar in situ.

¿Con qué material contabais?

Grupo GN ha cedido el material para practicar las revisiones audiológicas y ha donado los audífonos y pilas para un año, así como la asistencia posterior de los casos vía internet, de la que me encargaría yo, si fuese necesario.

¿Cómo ha sido la experiencia?

Espectacular. A nivel profesional, ha sido un máster acelerado. Pero es que a nivel humano, no había vivido nada comparable. Cuando adaptaba los audífonos, había pacientes que se ponía a llorar, y yo me preguntaba, ¿qué he hecho mal? En realidad lloraban de felicidad. Nos hemos encontrado con pérdidas profundas, y aun así, convinimos que merecía la pena adaptar el audífono para que al menos escucharan ruidos. Un chaval nos dijo que se iba a sacar el carné de conducir, ahora que podía oír las bocinas de los otros coches, y que iba a conducir el taxi de su padre. También conseguimos que una madre escuchara por primera vez el llanto de su hijo; quería dormir con los audífonos puestos. Adaptamos muchos audífonos que devolvieron la capacidad de trabajar a sus beneficiarios. Imagínate las caras de felicidad de esos padres de familia.

¿Esperabas que el trabajo pudiera tener ese resultado?

No viajé con ideas preconcebidas. No sabía con qué historias nos íbamos a encontrar, y la verdad es que hemos vivido muchas, y muy impactantes, como por ejemplo la de un señor al que sacamos la capucha de un bolígrafo del oído con la que llevaba conviviendo, sin que le creyeran en el hospital, durante treinta largos años de malestar y jaquecas. El hombre lloraba de alegría. Pero es que cada día tuvimos dos o tres casos impactantes como éste. Yo no ejerzo la profesión a diario, pero mis compañeros sí. Ellos estaban más acostumbrados, y aun así, salieron igualmente impactados.

En este caso, para el éxito es importante tanto el mantenimiento de la misión en el tiempo como su seguimiento…

Como te decía antes, GN ha donado pilas para un año. Además, les hemos dejado material y una persona formada, que es la misma que me ayudó a mi, por si el tubo se obstruye, el portapilas se rompe o sufren incidencias menores. Ellos no están aún capacitados para hacer ajustes en el software de los audífonos, pero sí el cambio de material y el manejo de los audífonos. Como tienen una buena conexión a internet, les podemos hacer los ajustes desde aquí, para lo que les dejamos los cables y adaptadores necesarios.

 

¿Cómo has vuelto?

Muy contenta, orgullosa y satisfecha con el trabajo que hemos realizado. No he bajado de la nube todavía. No se puede describir con palabras lo que significa cambiar para mejor la vida de alguien. El mero hecho de atender cada caso, ya hacía felices a los beneficiarios. No pudimos ayudar a todo el mundo, porque es imposible sacar audición donde no la hay, y, aun así, la gente nos sonreía y nos daba las gracias. Ha sido una experiencia única y muy gratificante, que no voy a olvidar en mucho tiempo.