El oído: pabellón y conducto auditivo

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Pabellón auditivo y CAE
Pabellón auditivo y CAE

Continuando con la serie de post relacionados con la anatomía del oído, llegamos hoy al pabellón y el conducto auditivo. El oído: pabellón y conducto auditivo.

El oído: pabellón y conducto auditivo. El oído externo está formado por el pabellón auricular u oreja y el conducto auditivo externo, cuya misión es recoger las ondas sonoras y transmitirlas hasta el oído medio.

El pabellón auricular está constituido por tejido cartilaginoso elástico y cubierto por una delgada capa de epitelio. El conducto auditivo externo está formado por una parte cartilaginosa y otra ósea; la primera es continuación del cartílago del pabellón auditivo y es algo más larga que la porción ósea, formada ésta por el hueso timpanal y la porción escamosa del hueso temporal. El conducto o canal auditivo que mide aproximadamente 30  mm de largo y  7 mm de diámetro, tiene forma de “s” aplanada, para conseguir una mayor protección del tímpano. Además, está revestido por folículos pilosos y por un gran número de glándulas sebáceas que forman el cerumen que lubrica y protege el oído de posibles infecciones. La pared externa del conducto auditivo, al formar parte del hueso temporal, está directamente relacionada con la articulación temporomaxilar, por eso si tenemos los oídos taponados por la presión, por ejemplo al montar en avión, acciones tan habituales como masticar o bostezar nos pueden ayudar.

El oído: pabellón y conducto auditivo. El proceso de la audición comienza en los pabellones auditivos que gracias a su forma y a su ubicación a ambos lados de la cabeza captan las ondas sonoras, las cuales se concentran y pasan al conducto auditivo. Así, el sonido recorre este conducto a lo largo de sus 3 centímetros antes de llegar al tímpano. La ubicación lateral de los pabellones auditivos en el ser humano ha hecho innecesaria la capacidad de movimiento de los mismos, a diferencia de lo que sucede en muchos animales que tienen una amplia capacidad de movimiento de las orejas, pudiendo enfocarlos en la dirección de proveniencia del sonido.

En la extensión de fibrocartílago del pabellón auditivo, es donde se sitúan las glándulas sebáceas encargadas de producir el cerumen, fluido acuoso, mezcla de polipéptidos, lípidos, ácidos grasos, aminoácidos y electrolitos, que actúa como barrera protectora. Aunque su presencia es necesaria para la buena salud sistema auditivo, las secreciones excesivas de las glándulas ceruminosas pueden formar tapones, que obstruyan el conducto auditivo dificultando la audición. Por lo que una adecuada higiene es fundamental. Nunca se deben introducir objetos dentro del conducto auditivo para limpiarlo ya que se puede empujar el cerumen hacia lo profundo e incluso se puede llegar a producir daños en el tímpano. La limpieza con soluciones higienizantes específicas para los oídos es lo adecuado en caso de necesidad. Los bastoncillos de algodón solo deben usarse para la limpieza de la parte exterior del conducto, ya que en muchas ocasiones el cerumen en exceso sale por sí mismo del conducto auditivo y se deposita en la oreja.

El oído: el pabellón y el conducto auditivo. Por supuesto en caso de pérdida de audición siempre hay que acudir al especialista, que será quien marcará la necesidad o la mejor manera de retirar el tapón.

Las personas que usan audífonos deben limpiarlos correctamente y también acudir a revisiones periódicas, al menos cada 6 meses, en las que se revisará también el estado del conducto auditivo.

En Beltone.es puedes encontrar el profesional de la audición más cercano a tu domicilio, que puede ayudarte, también en este sentido.

https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/000979.htm

https://www.elsevier.es/es-revista-farmacia-profesional-3-articulo-otitis-externa-limpieza-auricular-13099512

https://kidshealth.org/es/parents/ears-esp.html

http://www.eumus.edu.uy/docentes/maggiolo/acuapu/sap.html

Eva Plaza

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