Alzheimer y pérdida de audición

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Envejecer bien
Los audifonos frenan el deterioro cognitivo y permiten un envejecimiento exitoso.

Alzheimer y pérdida de audición. Las personas mayores que sufren una pérdida auditiva tienen más posibilidades de contraer Alzheimer. La posibilidad es más elevada cuanto mayor es la pérdida.  Las dificultades auditivas implican una pérdida de la información que llega al cerebro. El nervio auditivo se debilita, de manera que el cerebro debe trabajar más cuando quiere dar sentido a los sonidos que le llegan.

Alzheimer y pérdida de audición. La debilidad progresiva de esta área compartida del cerebro podría estar relacionada con la demencia y la enfermedad de Alzheimer. Esta información fue publicada por primera vez por el Dr. Frank Lin, investigador de la Universidad Johns Hopkins.

Así, y según un estudio reciente, las personas que sufren una pérdida de audición leve son dos veces más propensas a desarrollar demencia que quienes oyen normalmente. El riesgo se triplica en los casos de pérdidas auditivas moderadas y se quintuplica cuando hay pérdida severa.

De forma concreta, el riesgo de demencia aumenta en aquellas personas cuya pérdida auditiva supera los 25 decibelios. En el caso de los participantes del estudio con más de 60 años, el 36% del riesgo de demencia estaba asociado a la pérdida de audición.

Aunque la razón del vínculo entre la pérdida de audición y la demencia no es concluyente, las investigaciones apuntan en dos direcciones: a una patología común puede subyacer a ambas, o bien, a que el esfuerzo de decodificar los sonidos satura el cerebro con el tiempo y lo hace vulnerable a la demencia.

Alzheimer y pérdida de audición. La audición tiene que ver con la memoria. Si el sonido no llega correctamente al cerebro, el área del cerebro que se encarga de audición y memoria satura su capacidad. La parte del cerebro que trata con la memoria, el recuerdo y la asociación puede ser más débil de lo que debería si la persona no es capaz de oír bien. Asimismo, muchas personas con pérdida auditiva se sienten socialmente aisladas, y se retiran a sí mismas. Esto, a menudo, conduce a la soledad y la depresión, que son documentados factores de riesgo para el deterioro cognitivo. Los sentimientos de soledad pueden aumentar el riesgo de demencia hasta en un 60%.

Además de ser un importante factor de riesgo para el Alzheimer y la demencia, la pérdida de audición agrava los síntomas de estas enfermedades cuando ya están presentes. Estos síntomas incluyen deterioro de la memoria, incapacidad para aprender nuevas tareas, disminución del estado de alerta del sistema nervioso, comprometiendo la seguridad personal, irritabilidad, enfado, fatiga, estrés, depresión, y un empeoramiento general de la salud.

Sin embargo, la pérdida de la audición en los adultos mayores puede ser prevenible y se puede abordar con la tecnología actual, como los audífonos digitales o los implantes cocleares. En términos generales, la pérdida auditiva se desarrolla lentamente. La capacidad del propio cerebro de compensar y ajustar los cambios graduales de la audición hace que sea difícil de reconocer la pérdida de audición. Por ello es tan importante revisar anualmente la audición. Los expertos recomiendan exámenes anuales para las personas a partir de los 45 años de edad. Encontrar y tratar la pérdida auditiva cuanto antes puede retardar, o incluso detener, su avance.

Por eso resulta fundamental revisarse la audición, puesto que según apuntan las últimas líneas de investigación, nos puede ahorrar muchos problemas a medida que envejecemos.

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