Los derechos de las personas sordas en diferentes países son analizados por el informe “Personas Sordas y Derechos Humanos”, elaborado por la Federación Mundial de Sordos y la Asociación Nacional de Sordos de Suecia, con motivo del proceso de ratificación de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Para realizarlo se estudió a un total de 93 países y, entre las conclusiones, se cita que en 19 de ellos los Gobiernos aún no reconocen a las personas sordas como ciudadanos en igualdad.
El estudio sobre los derechos de las personas sordas en diferentes países también indica que en 44 países la lengua de signos todavía no está reconocida formalmente, especialmente en el área de la enseñanza y los países sociales, y en 31 países no se les permite obtener el carné de conducir. Salvo excepciones, las personas sordas conservan sus derechos como ciudadanos, pero tienen un acceso limitado a los medios de comunicación y presentan altos porcentajes de analfabetismo, si bien no hay ningún país que deniegue por completo el derecho de las personas sordas a la educación. Sin embargo, tan sólo en 23 países se ofrece una educación bilingüe en lengua de signos y la lengua materna a los niños con discapacidad auditiva en las escuelas.
En un total de 80 países disponen de intérpretes de lengua signos, pero sólo en 43 se ofrece formación de intérpretes de lengua de signos, y el código ético que garantiza la autonomía de este colectivo en situaciones en las que precisa de un intérprete sólo existe en 30 países. Si se busca un servicio de interpretación de lengua de signos con formación profesional, sólo lo encontramos en 18 países, el mismo número que proporciona servicios de interpretación de lengua de signos en las universidades.
En 77 de los países consultados las personas sordas disfrutan del derecho al trabajo y perciben un salario, pero sólo 47 gozan de una legislación en el ámbito laboral que proteja a quienes sufren discapacidad auditiva frente a la discriminación en el trabajo.
Por todo ello, las cifras invitan a pensar que las personas sordas “no disfrutan verdaderamente de los derechos humanos fundamentales”, según concluye el informe.