Los sonidos de la Semana Santa son profundamente evocadores y simbólicos. A lo largo de los siglos, han llegado a formar una banda sonora única que, solo con oírla, transporta al ambiente de las procesiones. Esta es la banda sonora de la Semana Santa en España.
Los tambores y cornetas preceden en muchos lugares de España, el paso de las procesiones. Los tambores, con su redoble lento y grave marcan el paso de los penitentes y aportan solemnidad. Las cornetas tienen un sonido agudo, a veces desgarrador, que añade dramatismo y emoción.
Estos instrumentos son fundamentales en las bandas que acompañan a los pasos, sobre todo en Andalucía, y las dos Castillas.
Las marchas procesionales son composiciones musicales lentas, emotivas y solemnes que acompañan a las imágenes religiosas. Algunas son verdaderamente populares, como La Madrugá o Amarguras.
Otro emblema de la banda sonora de la Semana Santa es el paso de los costaleros, que marcan los golpes secos del “llamador” (el martillo que marca el inicio del movimiento). El crujir de la madera, el esfuerzo de los costaleros y el silencio del público que se rompe solo por el susurro de órdenes.
Los hay tan característicos como el paso de los “armaos” de Sigüenza (Guadalajara). A los “armaos” se les llama así a causa del traje de rasgos militares que visten. Compuesto de camisa blanca, calzón y chaquetilla de pana negra, y medias y zapatos del mismo color. Sobre este traje de dentro se colocan un cuero o coleto, y unas mallas o corazas, que se componen de peto y espaldar, y que ciñen con una vistosa faja de color rojo. Completan el traje un yelmo y una lanza.
El paso típico de estos hermanos de carga, arrastrando los pies al portar las imágenes es uno de los sonidos más peculiares de las procesiones seguntinas. La tradición de ser “armao” pasaba siempre de padres a hijos o de hermano a hermano o entre amigos. Pero en la actualidad, y desde el 2016, las mujeres pueden ser hermanas de carga.
En muchas procesiones, especialmente las más sobrias (como en Castilla o en la noche sevillana), el silencio total se convierte en un sonido en sí mismo. Tiene un gran impacto emocional.
Las saetas, el cante flamenco improvisado y desgarrado que se entona desde un balcón o la calle cuando pasa una imagen es muy típico en Andalucía, especialmente en Sevilla o Córdoba.
Las carracas y matracas sustituyen a las campanas durante los días de luto (como el Viernes Santo). Producen un sonido seco y de madera, muy peculiar y antiguo.
En algunas procesiones se oyen rezos colectivos, cantos litúrgicos o coros que entonan piezas religiosas antiguas.
Estos son solo algunos de los sonidos que componen la banda Sonora de la semana Santa en España, pero hay tantos, como lugares.