Fred Bess definió la hipoacusia unilateral como “cualquier grado de hipoacusia existente en un oído, con audición normal en el oído opuesto”.
Recientemente se ha comenzado a utilizar otro término que no existía hace unos años: “sordera unilateral” con las siglas del inglés SSD (single sided deafness). Este término se utiliza cuando el grado de audición del oído afectado por la hipoacusia no es funcional.
Por lo tanto cuando nos referimos a hipoacusia unilateral podemos abarcar una amplia cantidad de situaciones auditivas con posibilidades y pronósticos muy diferentes. Puede tratarse de hipoacusias de transmisión, mixtas o neurosensoriales, de grado leve, moderado o severo, afectando sólo algunas frecuencias o tratarse de un compromiso global. En el caso de las hipoacusias de transmisión, puede tratarse de un episodio transitorio o causado por una malformación. Si se trata de una hipoacusia de grado profundo, estamos en este caso ante una sordera unilateral.
Valorar el grado de funcionalidad del oído afectado requiere la realización de una audiometría verbal, además de la audiometría tonal. Determinar si un oído con hipoacusia es funcional no puede hacerse solo en base al grado de pérdida auditiva, sino al uso que el paciente pueda hacer de su audición, es decir su capacidad de utilizar esa audición para detectar, discriminar, identificar o incluso comprender los sonidos y mensajes. Esta valoración será decisiva para elegir la intervención o estimulación más adecuada.
La prevalencia de la hipoacusia unilateral es significativa: se detecta en un 1/1000 de los niños recién nacidos, aumentando hasta un 3-6 % durante la edad escolar (Tharpe, Vanderbilt University). Esto se debe a hipoacusias adquiridas, o errores en el screening neonatal, etc.
Hasta hace unos años, al detectar una hipoacusia unilateral, los ORL y audiólogos intentaban identificar su etiología y tranquilizaban a las familias asegurando que no sobrevendrían dificultades en el desarrollo del niño ya que el otro oído era normal. Hoy numerosos estudios demuestran que estos niños afrontan múltiples problemas sin ser, a veces, conscientes de ello. En un estudio de Bess y cols. se demostró que el 35 % de los niños con hipoacusia unilateral repetían algún curso a lo largo de su escolaridad.
Un dato importante a tener en cuenta es que en muchos casos la hipoacusia unilateral evoluciona a bilateral. Esto es frecuente, por ejemplo en los casos de hipoacusia secundaria a infección por CMV (citomegalovirus). En nuestra experiencia clínica hemos observado como en muchos niños con CMV el oído hipoacúsico se convierte en el mejor oído, lo que reafirma la necesidad de estimular aunque se trate de un problema unilateral.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/portal/utils/pageresolver.fcgi?recordid=5a7c599329f0d1da0e23960e
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28067750
Lidia Rosselló Martinelli
Directora. RV ALFA S.A.
http://www.rvalfa.com