Diversas investigaciones científicas han demostrado que sí existen diferencias auditivas entre hombres y mujeres. Estas variaciones no solo se deben a factores ambientales o culturales, sino también a diferencias biológicas y neurológicas que influyen directamente en el funcionamiento del sistema auditivo. En otras ocasiones hemos hablado de lo importante que puede llegar a ser el oído en el amor. Esta vez nos toca hablar sobre las diferencias en cómo escuchan hombres y mujeres.
En términos generales, las mujeres tienden a tener una mayor sensibilidad a las frecuencias altas, especialmente durante las primeras etapas de la vida adulta. Esto significa que son capaces de detectar sonidos más agudos con mayor facilidad que los hombres. Esta diferencia se vuelve más notoria con la edad, ya que los hombres suelen experimentar una pérdida auditiva más pronunciada y temprana, particularmente en las frecuencias agudas. Esta tendencia ha sido documentada en estudios como el de McFadden (1998), quien analizó las diferencias de sexo en el sistema auditivo humano y concluyó que las mujeres, en promedio, presentan una audición más fina en rangos agudos durante gran parte de la vida adulta (McFadden, D. Sex differences in the auditory system. Hearing Research, 1998).
Una de las causas de esta disparidad se relaciona con la exposición histórica a ambientes ruidosos. Actividades laborales como la industria, la construcción o el uso prolongado de maquinaria pesada, en las que tradicionalmente ha predominado la participación masculina, están asociadas con una mayor incidencia de pérdida auditiva inducida por ruido. Según un estudio global publicado por Nelson et al. (2005), los hombres presentan una prevalencia significativamente mayor de pérdida auditiva por exposición ocupacional, lo que respalda esta relación entre género, ocupación y riesgo auditivo (Nelson, D. I., et al. The global burden of occupational noise-induced hearing loss. American Journal of Industrial Medicine, 2005). En todo caso, el verano es, probáblemente, la estación más ruidosa del año, por lo que te recordamos, una vez más, dónde está el peligro y cómo medirlo.
También se han identificado diferencias auditivas de tipo neurológico. Investigaciones en neuroimagen funcional, como el estudio de Shaywitz et al. (1995), observaron que el cerebro femenino tiende a procesar el lenguaje de forma más bilateral, es decir, involucrando ambos hemisferios cerebrales, mientras que el masculino se apoya más en el hemisferio izquierdo. Esta característica podría facilitar una mayor eficiencia en la comprensión verbal, especialmente en situaciones auditivas complejas, como entornos con mucho ruido de fondo (Shaywitz, B. A., et al. Sex differences in the functional organization of the brain for language. Nature, 1995).
Estas diferencias no implican que uno u otro sexo “oiga mejor” en términos absolutos, sino que existen matices importantes en la forma en que se percibe y procesa el sonido. Comprender las diferencias auditivas entre hombres y mujeres es fundamental para diseñar estrategias de prevención, diagnóstico y tratamiento más personalizadas y efectivas.
Si bien muchas personas comienzan a notar dificultades auditivas después de los 50 años, es recomendable realizarse evaluaciones auditivas regulares antes de presentar síntomas evidentes. Detectar a tiempo cualquier pérdida auditiva puede marcar una gran diferencia en la calidad de vida y en la comunicación cotidiana.
Una evaluación auditiva es un proceso rápido, no invasivo y completamente gratuito en muchos centros especializados. Los audioprotesistas son profesionales altamente capacitados y cuentan con tecnología de última generación para ayudarte a conocer el estado de tu audición y brindarte las mejores soluciones disponibles, y por supuesto, también las de Beltone.