Un cambio inesperado por ruido

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Cambio por ruido. Una lesión, pero también un problema psíquico (ansiedad, sobre todo), y social (racismo). Los jugadores de fútbol pueden pedir el cambio en el terreno de juego por muchas razones… incluida el nivel de cecibelios del estadio.

Eso es lo que le pasó hace unos meses a Timo Werner, delantero centro de 22 años del equipo Red Bull Leipzig y de la selección alemana. En su debut en la Champions de esta año contra el Besitka, el jugador se retiró del terreno de juego porque no podía concentrarse y sufría mareos por el nivel de ruido que producía la afición del equipo turco en el Vodafone Park.

Parece ser que la raíz de la dolencia se encuentra en un codazo que le propinó el defensa chileno Gonzalo Jara en la mandíbula el 2 de julio de 2017 en la final de la Copa Confederaciones. Como ya hemos señalado en estas páginas, los problemas audivivos pueden tener su origen en el mismo nacimiento, por el deterioro del oído interno por diferentes circunstancias y también por motivos exteriores, como un golpe (como en esta ocasión) o un fuerte ruido.

Cambio por ruido. Precisamente este año, el rapidísimo joven delantero –es capaz de recorrer 100 metros en 11 segundos– está empezando a ser pretendido por los grandes clubes europeos como el Real Madrid, Barcelona, Liverpool o Manchester United, pero él se hace querer: “Necesito jugar en un equipo de mayor nivel que el mío para llegar a ser una estrella internacional, como Lewandowski, Suárez o Griezmann, pero todavía me faltan cuatro o cinco años de aprendizaje”, dijo Werner al periódico alemán Die Welt. Alemania pertenece al Grupo F del Mundial de Rusia 2018, junto a Suecia, México y Corea del Sur y, como es inevitable, es la gran favorita para el triunfo final.

Cambio por ruido. Es indudable que su rapidez y capacidad goleadora (24 goles en cada una de las dos últimas temporadas de la Bundesliga) obligan a prestarle una especial atención para este Mundial, pero su hipersensibilidad audiviva puede ser un problema ya que una hinchada gritona puede provocar 132 decibelios de ruido, muy cerca de los 140 que provocan dolor y mareos.