Gusto y oído ¿sabías que hay relación?

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Gusto y oído
Gusto y oído

En alguna ocasión anterior, hemos comentado que la visión y el oído son sentidos complementarios. Quizá esa relación resulte más evidente que con otros sentidos, como el del gusto, pero eso no quiere decir que no exista. En este post hablamos de la relación con otro sentido, el del gusto.  Sí, los sentidos de gusto y oído están más relacionados de lo que parece.

Aunque funcionan de manera independiente, gusto y oído se influyen entre sí de diferentes maneras.

El sonido puede afectar cómo percibimos los sabores. Por ejemplo, si un alimento cruje al masticarlo, lo percibimos como más fresco o más sabroso.

También, en entornos con mucho ruido de fondo, como un avión o un restaurante ruidoso, el gusto puede disminuir, especialmente cuando se trata de paladear sabores dulces y salados.

La música y los sabores, también tienen mucho que ver. Algunos estudios han demostrado que la música suave y armoniosa puede hacer que los alimentos sepan mejor.

La pérdida de audición también puede implicar cambios en el gusto. Algunas enfermedades que afectan el oído interno, como el síndrome de Ménière, pueden alterar también la percepción del gusto. E igualmente, ciertas infecciones o daños en el nervio auditivo pueden modificar cómo percibimos los sabores.

Existe también la sinestesia entre sonido y sabor. Algunas personas  pueden «saborear» sonidos o asociar ciertos tonos con sabores específicos.

Y, al igual que la audición, el sentido del gusto se deteriora con la edad, aunque de manera diferente.

La pérdida parcial del sentido del gusto se denomina Hipogeusia. A medida que envejecemos disminuye el número de papilas gustativas. Los receptores del gusto se van reduciendo, lo que hace que los sabores sean menos intensos.

También producimos menos saliva. La saliva ayuda a disolver los alimentos y a transportar los sabores hacia las papilas gustativas. Menos saliva significa una menor percepción del gusto.

El paso del tiempo nos hace menos sensibles a ciertos sabores. La capacidad de detectar salado y dulce se reduce más rápido que la de percibir sabores amargos y ácidos.

Como es bien conocido, la pérdida del oído con la edad (Presbiacusia) provoca que se pierdan las células ciliadas en el oído interno, afectando la capacidad de escuchar sonidos agudos y conversaciones.

Y, aunque como hemos dicho el gusto y el oído son independientes, pueden influirse. Si el oído se deteriora, la percepción del gusto puede cambiar.

Algunos factores que aceleran la pérdida del gusto y la audición son el tabaquismo, que afecta tanto las papilas gustativas como la audición;  los fármacos, puesto que algunos medicamentos afectan ambos sentidos y problemas de salud como diabetes, hipertensión y enfermedades neurológicas.

 

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