Mascarillas y audición, un adios que suena muy bien

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Mascarillas y audición
Mascarillas y audición

Mascarillas y audición. Durante más de dos años, las mascarillas han sido nuestras fieles compañeras, protectoras frente a la pandemia. Sin embargo su uso tenía inconvenientes, especialmente para personas con pérdida auditiva.

En primer lugar, estas personas no podían leer los labios. La lectura labial es un apoyo para la comprensión oral, no solo para los hipoacúsicos, también para los normoyentes. La lectura labial es algo natural en todas las personas1

Pero, especialmente, quienes tienen pérdida auditiva, basan hasta un 30% de la comprensión oral en la lectura labial2. Así, el hecho de no poder leer los labios reducía la comprensión de las personas con pérdida en idéntico porcentaje. Hay estudios que demuestran que agregar información visual cuando hablamos, era, en promedio, equivalente a una mejora de 4-3 dB en la relación señal/ruido (S/N) 3

La mascarilla también afecta a cómo vocalizamos el habla. En este caso, hay una diferencia entre las mascarillas quirúrgicas y las FFP2, puesto que la presión que ejercen sobre la boca es diferente en cada caso.  Esta presión provoca que el movimiento de los labios sea diferente y que la vocalización de las palabras haga que los fonemas suenen distintos. Así, la compresión de la conversación de una persona  con pérdida auditiva se complica porque cambia la fonemática.

Y esto, para las personas que llevan audífonos, complicaba aún más las cosas.  La ecualización de los audífonos está diseñada para que determinados sonidos se amplifiquen de una forma u otra. De esta manera, cuando los fonemas cambian en su sonoridad, el audífono amplifica sonidos distintos a los que tendría que amplificar, afectando al sonido fonemático. Mascarillas y audición.

Por otro lado, el  tejido  de las mascarillas hace un filtrado de las frecuencias, especialmente de las más graves, de manera que, dependiendo de si se trata de mascarillas quirúrgicas o FFP2, y de cuantas capas tienen, provocaba que los sonidos llegaran con una energía de resonancia distinta hasta las personas que los escuchaban. El filtrado hace que la voz  se oiga más baja, y también diferente, por la vocalización fonemática, como hemos visto antes.

Así, las personas con pérdida auditiva distinta en función de las frecuencias, podían dejar de escuchar los sonidos porque las frecuencias que las mascarillas más filtraban podían ser las que ellos necesitaban para entender el habla, y por ello, sencillamente, dejaban de oír.

Además, las personas que usan audífonos retroauriculares reportaban la incomodidad de su uso y sus frecuentes caídas y pérdidas por el hecho de ponerse y quitarse las mascarillas.

El hecho de no usar mascarillas permite que la audición sea mucho mejor, porque las personas con pérdida pueden volver  a leer los labios, porque la sonoridad de los fonemas vuelve a ser natural, porque ya no provocan la atenuación de los sonidos y porque ya no hay ninguna alteración de la energía de resonancia en las frecuencias de sonido que utilizamos para hablar.

Por eso, y pese a que hayan sido compañeras inseparables y necesarias durante todo este tiempo para protegernos, el no usarlas equivale en primer lugar a que la pandemia queda atrás, pero también es una magnífica noticia para nuestros oídos. Mascarillas y audición, pese a los indudables beneficios de su uso, no son tan compatibles como sería deseable.

 

1: Donald J.Fucci, Norma J.Lass (1999). Fundamentals of Speech Science, 1st Edition,Ed Allyn & Bacon Paperback

2: T Hnath-Chisolm, L Hanin, L Kishon-Rabin (Dec 1988). Voice Fundamental Frequency as an Auditory Supplement to the Speechreading of Sentences A Boothroyd, Ear Hear

3: Middelweer and Plomp (1987). The effect of speech-reading on the speech-reception threshold of sentences in noise. The Journal of Acoustical Society of Amercia, 82, 2145-2147

 

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