El oído de los animales

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El oído de los animales
El oído de los animales

Hoy es el día de San Antón, también conocido como San Antonio Abad. Es considerado el patrono de los animales debido a su relación histórica y espiritual con ellos. San Antonio Abad fue un monje cristiano nacido en Egipto en el año 251 d.C. Vivió una vida de pobreza y ascetismo en el desierto, dedicándose a la oración y a la meditación. Se le atribuyen múltiples milagros y un profundo amor por todas las criaturas de Dios. Por lo tanto, no hay mejor día que el 17 de enero para hablar sobre el oído de los animales.

El sentido del oído en los animales es una capacidad esencial para su supervivencia, ya que les permite comunicarse, detectar depredadores o presas, y orientarse en su entorno. Los diferentes animales tienen adaptaciones específicas en su sistema auditivo, dependiendo de sus necesidades y el medio en el que viven.

En alguna ocasión anterior, os hemos hablado de los mejores oídos del mundo. Y también de cómo estamos los humanos de oído, si nos comparamos con los animales.

Por ser el día que es, os contamos hoy características generales del oído en los animales.
Los animales pueden escuchar frecuencias fuera del rango audible para los humanos (20 Hz a 20,000 Hz). Por ejemplo, los murciélagos y los delfines utilizan ultrasonidos (frecuencias superiores a 20,000 Hz) para la ecolocalización. Por el contrario, los elefantes perciben infrasonidos (frecuencias inferiores a 20 Hz), lo que les permite comunicarse a grandes distancias.

En cuanto a la forma del oído, los animales tienen formas y tamaños variados de pabellones auriculares (oído externo), diseñados para captar mejor los sonidos relevantes. Conejos y gatos tienen orejas móviles que pueden orientarse hacia la fuente del sonido. Y algunos animales acuáticos, como los peces, carecen de pabellón auricular, pero poseen estructuras internas especializadas para captar vibraciones en el agua.

Algunos animales han evolucionado hacia adaptaciones especiales del oído, como los mamíferos marinos, que adaptan su oído para captar sonidos bajo el agua, utilizando huesos especializados que transmiten vibraciones directamente al oído interno. Las aves poseen un oído extremadamente sensible, lo que les ayuda en la localización de depredadores y en la orientación durante la migración. Y los reptiles y anfibios pueden detectar vibraciones a través del suelo, además de los sonidos aéreos.

El oído de los animales les permite comunicarse. Emiten y escuchan sonidos para atraer parejas, establecer territorios, o advertir sobre peligros. Algo que muchos no sabréis es que los lobos y ballenas utilizan vocalizaciones complejas para interactuar con sus grupos.

Asimismo, el oído de los animales les permite captar sonidos débiles o de alta frecuencia emitidos por depredadores al acercarse como defensa. Pero también les sirve para atacar. Los animales cazadores, como los búhos, usan su oído direccional para localizar presas en completa oscuridad.

Los murciélagos y los delfines usan la ecolocalización, emitiendo sonidos y analizando el eco para determinar la ubicación y distancia de objetos.

Por todo ello, bien se puede concluir que el oído es una herramienta vital y altamente adaptada en los animales, que varía enormemente según su hábitat y necesidades ecológicas.

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