Hercios, decibelios, umbral del sonido, umbral del dolor… Estamos acostumbrados a escuchar, nunca mejor dicho, estas palabras, pero… ¿qué son realmente? Vamos a intentar aclararlo: las magnitudes del sonido.
El sonido es la sensación producida en el órgano del oído por el movimiento vibratorio de los cuerpos, transmitido por un medio elástico, como el aire. Por eso, en el vacío, no hay propagación sonora. ¿Cuáles son su propiedades? Suelen resumirse en altura, intensidad, timbre y duración.
La altura tonal indica si el sonido es grave, agudo o medio. La define la frecuencia de las ondas sonoras. Se mide en ciclos por segundo o hercios (Hz). Un hercio es una unidad de frecuencia que identifica la frecuencia de un fenómeno periódico, cuyo período es 1 segundo.
El oído humano percibe sonidos comprendidos entre los 20 Hz (20 variaciones por segundo) y los 20000 Hz (20000 variaciones por segundo). Esta franja se conoce como el rango de frecuencia audible. Por debajo tenemos los infrasonidos; y por encima, los ultrasonidos. Con la edad, aparece la hipoacusia, reduciéndose el rango audible tanto en graves como en agudos.
En resumen, puede decirse que la vibración lenta equivale a baja frecuencia y a sonido grave. Por el contrario, una vibración rápida es igual a alta frecuencia y a sonido agudo.
Los sonidos graves son los que van de los 20 a los 400 Hz, los medios de los 400 Hz a los 1.600 Hz, y los agudos de los 1.600 Hz a los 20.000 Hz.
La intensidad del sonido es la cantidad de energía acústica que contiene un sonido, es decir, lo fuerte o suave que es un sonido, o en otras palabras, a cuál es su volumen.
La amplitud alude a la dimensión de las variaciones de presión. Cuanto mayor sea este valor más fuerte será la sensación de sonido que percibimos. Debido al extenso rango de amplitudes que el oído es capaz de detectar, se utiliza una escala logarítmica o ‘comprimida’, cuya unidad es el decibelio (dB) para facilitar su valoración.
La mínima variación de presión que el oído es capaz de detectar son cero decibelios(0 dB), y es lo que se considera como umbral de audición.
En el otro extremo, la máxima variación que podemos soportar es de 140 dB, y es lo que se considera como umbral de dolor, a partir del cual se producen daños irreversibles en el sistema auditivo.
El timbre de un sonido es la cualidad en virtud de la que podemos distinguir dos sonidos de igual frecuencia e intensidad emitidos por dos focos sonoros diferentes. Los sonidos que escuchamos son complejos, es decir, están compuestos por varias ondas simultáneas, aunque nosotros las percibimos como una sola. El timbre depende de la cantidad de armónicos que tenga un sonido y de la intensidad de cada uno de ellos.
La duración es el tiempo durante el cual se mantiene un sonido. Podemos escuchar sonidos largos, cortos, muy cortos, etc. La duración física de un sonido y la percibida están muy relacionadas aunque no son exactamente lo mismo. La duración percibida es aquel intervalo temporal en el que el sonido persiste sin discontinuidad.