Cine sin fronteras

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“Una persona que iba perdiendo poco a poco el sentido del oído me dijo que tenía una sensación parecida a la de tener la tele estropeada. Ahí fue donde empecé a pensar en mi película”. Son palabras de José Luis Torres Leiva, director chileno que presenta su última película, ‘Ver y escuchar’ del 2 al 8 de julio en el Festival de Marsella de Cine Documental, el más prestigioso del mundo en ese género.

Siempre interesado  por el mundo de las sensaciones ­su filme anterior, ‘Verano’ (2012) se sostenía con los ruidos, vaivenes, susurros y demás sensaciones estivales-, Leiva recibió clases de idioma de sordos y se entrevistó con algunas personas con problemas auditivos para intentar comprender cómo perciben el cine  y si es posible una compenetración total entre un ciego y un sordo para comprender un trabajo cinematográfico. Su filme, rodado en blanco y negro,  narra  tres encuentros entre ciegos y sordos, tres alianzas complementarias en los que seis personas se explican a sí mismas y a sus interlocutores cómo es la realidad vista y oída.

No es, ni mucho menos, un caso único. Siempre han existido realizadores interesados en un mundo tan complejo y, a veces, fascinante, pero, aunque existen películas clásicas (‘Belinda’, 1948) y algún que otro melodrama resultón (‘Hijos de un dios menor’, 1986), son raros los ejemplos de trabajos desde la sordera, desde dentro. Pero hay casos. Al del chileno Leiva hay que añadir este año otro pequeño milagro hispanoamericano: ‘Música ocular’, de José Antonio Cordero, que ha rodado el primer largometraje mexicano  en lengua de signos y protagonizado por personas sordas. “Todo nace con un encuentro en la playa -explica el director- Me tropecé con un niño sordo que intentó comunicarse conmigo con señas, sonidos e incluso señales en la arena, pero fui incapaz de entenderle, me consideré un total discapacitado. No era él, era yo”.

Su película, estrenada tímidamente en la capital del país pero que viaja en octubre también a Francia, al Festival de Lyon , narra las alegrías y frustraciones reales de una pandilla de jóvenes del estado de Oaxaca que decidieron rodar cortometrajes para expresar sus anhelos al resto de la población. ‘Música ocular’ es el segundo trabajo de un realizador valiente y comprometido con la realidad de su país hasta casi el punto de la integridad física. Su anterior trabajo, ‘Bajo Juárez: La ciudad devorando a sus hijas’ (2006) es un durísimo relato de la vida de varias mujeres (una periodista, una madre que ha perdido a su hija, una trabajadora…) en una ciudad famosa por las violaciones y asesinatos impunes de miles de mujeres.

 

Óscar Cabrera