Beltone continúa su misión audiológica en Dakhla

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Después de que el año pasado se adaptaran con éxito 82 audífonos, cambiando así la vida de muchas personas que lograron un puesto de trabajo u oír la voz de sus hijos por primera vez gracias a la ayuda auditiva, la Fundación de Grupo Cione, con el apoyo técnico, logístico, material y de personal de Beltone le ha vuelto a prestar oídos a este hermoso proyecto adaptando, en 2016, otros 96 audífonos a personas sin recursos y con discapacidad auditiva en la ciudad marroquí. Beltone continúa su misión audiológica en Dakhla

Beltone continúa su misión audiológica en Dakhla. En el año 2014, la Fundación Cione Ruta de la Luz emprendió en Dakhla (Sahara) una misión optica para revisar visualmente a la población local y entregarle, a todos aquellos que las necesitaran y de manera gratuita, las gafas que corregían su defecto refractivo. Situada en el Sahara, la ciudad cuenta con una población aproximada de 100.000 habitantes y, aunque su situación no es de pobreza extrema, sí sufren muchas carencias en materia de salud.

El proyecto contó con la colaboración de la Asociación de Discapacitados de Dakhla como contraparte. Uno de los cooperantes que viajó entonces fue Pedro Duc, óptico y audioprotesista navarro. Fue él quien se percató inmediatamente que, con ser importante la labor optométrica y visual, igualmente podría serlo iniciar allí el camino de la cooperación internacional en materia de Audiología.

Así, en 2015, se emprendió una primera acción de cooperación internacional, dedicada exclusivamente a las revisiones audiológicas en la que la Ruta de la Luz encontró inmediatamente el apoyo incondicional de Beltone. Si el acceso a la corrección visual en Dakhla no es fácil, adaptarse unos audífonos es poco menos que imposible para la población local, puesto que los centros auditivos especializados más cercanos están a 500 kilómetros, y son muy pocos los que pueden permitirse siquiera viajar hasta las ciudades de Casablanca o Rabat.

Beltone continúa su misión audiológica en Dakhla. “Fue una iniciativa pionera, de la que no teníamos constancia de proyectos anteriores de este calado, al menos con origen en España. Solo tenemos palabras de gratitud hacia la sensibilidad social y la solidaridad mostrada por  Beltone, la empresa que dona los audífonos a las personas que los necesitan, y que además, le presta soporte técnico desde España al seguimiento de las adaptaciones”, valora Sara Calero, gerente de la Fundacion Cione Ruta de la Luz. Según Sandra Salobral, directora de Marketing de Beltone, “para nosotros es una obligación moral contribuir a un mundo más justo; investigamos y desarrollamos tecnología para devolver la posibilidad de comunicarse a los hipoacúsicos, que ya es una labor hermosa; hacerlo con personas sin recursos, resulta doblemente reconfortante”.

La misión de 2015 fue un éxito rotundo. Se adaptaron 82 audífonos, que en el seguimiento posterior a la adaptación, apenas han necesitado mantenimiento en todo este tiempo, salvo el recambio de las pilas, que igualmente ha donado Beltone. Los audioprotesistas que viajaron el año pasado, el propio Duc, Estefanía Adrover y la voluntaria de Beltone, Beatriz Camacho, volvieron impactados por el agradecimiento que mostraron los beneficiarios, muchos de los cuáles pudieron superar multitud de trabas en su vida diaria, e incluso encontrar trabajo, gracias a la ayuda auditiva.

Hace unos días regresaba a España la segunda misión audiológica, que le ha dado continuidad a la labor iniciada allí el año pasado. En este caso, se han adaptado aún más audífonos. El centro para niños discapacitados con el que cuenta la contraparte local  se convirtió, a su vez, en el centro de operaciones de Alejandro Camuñas, audioprotesista toledano de Beltone, la pontevedresa Tania Roris y la navarra Sheila Muruzabal (ópticas y audioprotesistas de la Fundación Cione Ruta de la Luz).

Cada uno de los días de su estancia allí, y desde las 9 de la mañana hasta pasadas las 8 de la tarde, se dedicaron a realizar revisiones auditivas, a razón de 35 diarias, y en esta ocasión también ópticas, entre la población del lugar que había sido previamente convocada por la Asociación de Discapacitados de Dakhla. “La carga de trabajo fue importante, pero conseguimos atender a todas las personas citadas, e incluso alguna más que nos lo pidió”, señala Camuñas sin olvidar la colaboración del personal local. “Hicieron una labor magnifica. Sin ellos no hubiera sido posible revisar a todos los beneficiarios con la misma eficiencia”, sigue.

Entre los tres cooperantes, practicaron 170 revisiones audiológicas, adaptando y entregando un total de 96 audífonos. “Nos encontramos con un elevado porcentaje de  casos de hipoacusia, entre moderada y severa, incluso con jóvenes que, a sus 20 años, nunca habían oído nada. Gracias a la labor de la Fundación, y a sus nuevos audífonos, ahora pueden hacerlo”, añade el toledano. Además de su labor sanitaria, los tres profesionales también impartieron consejos de higiene para evitar los tapones en los oídos y revisaron el correcto funcionamiento de los audífonos adaptados en 2015.

Al igual que ocurrió en el año 2015, Beltone hará el seguimiento de las adaptaciones de los 96 audífonos desde España y suministrará las pilas necesarias para su funcionamiento, sin las que la acción quedaría muy limitada. Alejandro Camuñas, como responsable técnico de la misión, está coordinando  ambos aspectos, para lo que está contando de nuevo con la contraparte local y con la excelente conexión a internet de la que gozan las instalaciones de la Asociación en Dakhla.

Además, este año, y dándole continuidad a la misión iniciada en este sentido en 2014, se llevaron a cabo 284 revisiones ópticas, que se corresponderán con la entrega de gafas nuevas de forma gratuita a todas aquellas personas cuyas revisiones visuales revelaron que las necesitan. La mayoría de los beneficiarios, en torno a un 70 por ciento, han sido niños que estaban, o habían pasado, por el centro de discapacitados. “También hemos atendido a muchos menores sin discapacidad a quienes les practicamos su primera revisión óptica”, explica Tania.  Las personas atendidas “venían a nosotros porque no tenían medios económicos para comprarse unas gafas”, apunta Sheila. Además de miopías altas y de corregir algunos diagnósticos equivocados de los especialistas locales, las voluntarias encontraron patologías relacionadas con la higiene, como conjuntivitis y orzuelos, por lo que también realizaron un trabajo de educación en materia de hábitos higiénicos, en este caso también en materia de salud visual.

Sheila Muruzabal se estrenaba como voluntaria en una misión internacional, habiendo cooperado ya anteriormente en acciones emprendidas por la Ruta de la Luz en España. “Fui con muchísima ilusión y ganas de empezar”. Ella se encargó de las revisiones oculares, mientras que Camuñas hacía lo propio con las auditivas. Tania apoyaba en uno u otro lado de acuerdo con las necesidades del día. “Entre los tres, nos organizamos muy bien, hubo una excelente sintonía desde el principio”, explica Muruzabal. Aunque reconoce que en algunos casos supuso “un reto” revisar a los niños del centro, “muchos de ellos con autismo, parálisis cerebral o síndrome de Down”, al final “el esfuerzo ha merecido la pena. Es muy gratificante ver como cinco minutos de tu trabajo le pueden cambiar la vida de una persona”.

Tania Roris acumula ya una dilatada trayectoria en materia de cooperación internacional. “La experiencia personal, como en todos los trabajos de voluntariado en los que he participado, ha sido gratificante”. Aunque hasta ahora había ejercido esa labor en su calidad de óptico-optometrista, en esta ocasión se ha estrenado en el campo de la Audiología, otra de sus especialidades. “Cuando gradúas a la persona, puedes percibir un poco su reacción con la gafa de prueba, cuando nota que ve mejor. Esta vez, en las audiometrías, comprobar sus reacciones in situ ha sido lo más emocionante que he vivido en mi carrera profesional. He visto a personas mayores llorar de alegría al oír. He visto a niños de 6 u 8 años escucharse a sí mismos por primera vez. Tan es así, que hemos tenido que ponerles la mano en las cuerdas vocales para enseñarles a diferenciar el sonido de su voz (…) Algunas personas volvían todos los días a darnos las gracias”.

Igualmente satisfecho se encuentra Camuñas. Aunque reconoce que a la hora de embarcarse en una acción de cooperación internacional como ésta “impone respeto”, se muestra encantado con la experiencia. “No sólo me he quedado con ganas de repetir, es que voy a hacerlo (…) Hemos  trabajado muchísimo y terminamos agotados todos los días, pero siempre tuve la sensación de estar llevándome mucho más de lo que aportaba. Ahora que han pasado unos días desde nuestra vuelta, lo puedo confirmar”, termina el toledano.