“No oigo, pero te entiendo”

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“No oigo, pero te entiendo”. Se estima que un 30 por ciento de la población mundial de la tercera edad padece presbiacusia o pérdida de la capacidad auditiva ligada al envejecimiento.

“No oigo, pero te entiendo”. Para estas personas, el mundo exterior comienza a perder la importancia debida porque no entienden las conversaciones o preguntas -emitidas en un rango entre el 20 y 20.000 hz. Que es el espectro de la voz humana- y éstas dejan de ser importantes, lo que provoca aislamiento y depresión. No obstante, un reciente estudio publicado en la revista Nature Communications revela que el cerebro de muchos ancianos llega a desarrollar una especie de ‘superpoder’ que permite reconocer palabras sin haberlas oído, por supuesto, y sin que la fuente apoye la conversación con gestos o signos.

“No oigo, pero te entiendo”. Dos grupos de 16 voluntarios, uno de edades comprendidas entre los 21 y los 34 años y el otro entre los 65 y 75, fueron sometidos a resonancia magnética funcional con el fin de identificar varias palabras con un fuerte sonido en el  ambiente. El resultado fue sorprendente: el segundo grupo, el de los ancianos, era capaz de reconocer más palabras que el más joven.

Los científicos creen que, con los años y con miles y miles de horas de expcriencia, el cerebro de los pacientes de tercera edad es capaz de reconocer las palabras y frases solo atendiendo a la vocalización de quien las pronuncia. Es un mecanismo de autodefensa ante el envejecimiento de los oídos externo e interno.

Óscar Cabrera