El origen del audífono. Un audífono es un dispositivo electrónico que capta el sonido, lo amplifica y lo modifica para facilitar su comprensión, y con ello mejorar la calidad de vida de las personas que sufren algún tipo de pérdida auditiva. Su funcionamiento es relativamente sencillo: un micrófono recoge el sonido ambiente, lo transforma en señales eléctricas que una vez amplificadas y transformadas se envían a un altavoz que vuelve a transformarlas en sonido y las emite al oído.
El origen del audífono. En la actualidad existen diferentes tipos de audífonos que pueden clasificarse en diferentes gamas, modelos y tamaños. Están los BTE (Behind the Ear) que se colocan detrás de la oreja y dirigen el sonido por medio de un pequeño tubo hacia el canal auditivo; los Mini BTE que también se usa detrás de la oreja, pero son más pequeños y su tubo es prácticamente invisible; los ITE (In The Ear) que se hacen a medida y se colocan en el oído externo, el cual llenan parcial o totalmente, ajustándose de forma estética y segura; los ITC (In The canal) que se introducen en el canal auditivo quedando a la vista solo la pletina del audífono; y los CIC (Completely In Canal) audífonos muy pequeños que se ajustan por completo dentro del canal auditivo, apropiados para pérdida auditiva de leve a moderada. Pero en su origen, los aparatos de ayuda a la audición eran mucho menos sofisticados.
Poner la mano detrás de la oreja para captar mejor los sonidos es un gesto común en las personas con pérdida auditiva. Este simple ademán puede producir un aumento de entre 5 y 10 decibelios de ganancia en frecuencias medias y altas, además de favorecer la recepción de los sonidos que proceden de delante de la persona.
Desde tiempos remotos el ser humano buscó en la naturaleza soluciones para poder oír mejor sin tener que poner la mano tras la oreja constantemente. Existen textos antiguos que mencionan cuernos de animales, caracolas marinas o incluso hojas de plantas como objetos de ayuda a la audición. Pero no fue hasta el siglo XVI cuando se inventaron los primeros aparatos para ayudar a las personas con algún tipo de sordera, el más popular, la trompetilla. Su nacimiento surge de la competición entre Samuel Morland y Athanasius Kircher para ver quien diseñaba la trompeta más poderosa. En su libro Tuba Stentora-Phonica, Morland describe una trompeta de cobre de unos 7 metros de longitud y una campana de 60 centímetros que llevaba la voz a más de dos kilómetros. Francis Digby, capitán de barco, mandó una carta a Morland contándole que usando la trompeta al revés, es decir, pegando el oído al lado estrecho de la misma, las palabras expresadas a cierta distancia podían escucharse con claridad. De ahí surgió la idea de usar las trompetas para mejorar la audición.
Este invento pasaría a denominarse trompetilla para sordos y se usaría durante tres siglos, hasta el XIX e incluso principios del siglo XX. El mismísimo Beethoven adquirió varias trompetillas para paliar su sordera.
Estas trompetillas, se fabricaban en metal, con formas y diseños muy variados y más discretos o realmente llamativos, que podían conjuntarse con la vestimenta o llevarse como una joya o un adorno.
A finales del siglo XIX, Richard Sial Rhodes, presidente de la editorial Rhodes and McClures de Chicago, con una sordera moderada y que odiaba las trompetillas, se dio cuenta de que si se ponía el reloj de bolsillo en la boca, podía oír su tic-tac. Eso le inspiró para la construcción del primer audífono, un aparato que transmitía las ondas sonoras desde los dientes al cráneo.
Rhodes patentó en Estado Unidos (patente nº 319828) su aparato como “audífono para el sordo”. Este primer audífono estaba fabricado con una lámina de vulcanita negra pulida, llevaba un mango de ebonita y tenía forma de abanico. Se manejaba sujetándolo en la mano y con el extremo superior apoyado sobre los dientes superiores. El audífono de Rhodes se comercializó y se usó con distintas versiones hasta entrado el siglo XX. Fue utilizado principalmente para personas con sordera aguda e incluso en escuelas de sordos, con diferentes resultados. Pero dada su apariencia demasiado aparatosa y su sistema, fue sustituido por otros instrumentos, predecesores de los audífonos actuales, los cuales contaban con un mejor sistema de conducción del sonido, mejor precio y sobre todo un diseño más atractivo, de modo que lograba no llamar la atención sobre el usuario.
Se comenzaron a fabricar aparatos esmaltados en color carne o teñidos del color del pelo. Otros se camuflaban en encajes o adornos para el pelo. También se camuflaban bajo turbantes y años más tarde, dentro de las patillas de las gafas. Aún pasó algún tiempo hasta el avance del tubo de vacío o los transmisores y finalmente los circuitos impresos, que permitieron disminuir tanto su tamaño que pudieran ocultarse dentro del canal auditivo o detrás de la oreja.
Actualmente, existe diversidad de audífonos. Los audífonos Beltone, que están fabricados con la tecnología más avanzada, se adaptan a las necesidades que cada uno de los problemas auditivos ofreciendo soluciones específicas para cada caso concreto.
https://jralonso.es/2015/10/19/el-primer-audifono/
https://www.um.es/phi/aguirao/EntreParticulas/PDF/2019%20dic10.pdf
https://www.laopiniondemurcia.es/pequeopi/2019/12/10/trompetilla-oir-mejor-34018617.html