Cinco eminencias con hipoacusia. Su hipoacusia no les impidió triunfar en su vida profesional y personal, y ser recordados incluso siglos más tarde. Son destacados personajes de la historia, pertenecientes a las más variadas actividades profesionales, que comparten no sólo la característica común de ser sordos sino también de haber sido reconocidos por su trabajo.
Ludwig Van Beethoven comenzó a ser hipoacúsico cuando tenía 28 años y a los 48 años quedó completamente sordo. Sin embargo, con una carrera artística ya consolidada, fue capaz de realizar una de las grandes obras maestras de todos los tiempos, la Sinfonía número 9, que compuso cuando ya apenas oía.
Thomas Alva Edison fue un gran inventor que quedó sordo a mediados del siglo XIX como consecuencia de un accidente en el que salvó a un niño de ser atropellado por un tren en Michigan. Entre sus inventos está la bombilla y, curiosamente, el fonógrafo.
Alexander Graham Bell, el inventor del teléfono no era sordo, pero estuvo toda su vida rodeado de personas con hipoacusia. Su padre era un reconocido profesor de dicción que llegó a inventar un sistema de comunicación para personas sordas que posteriormente mejoró Bell. Grahan Bell, además, estaba casado con una mujer sorda, y creó una escuela para niños con hipoacusia y les dio las clases.
Francisco de Goya y Lucientes quedó sordo en un momento álgido de su carrera. Sus problemas auditivos conmovieron al regente Manuel Godoy, quien durante los últimos años del siglo XVIII inauguró un aula de enseñanza de sordomudos que posteriormente dio paso a un colegio especializado a comienzos del siglo XIX.
Marlee Beth Matlin, ya en la edad contemporánea, es la actriz que en 1986 ganó un Oscar por su interpretación en la película “Hijos de un dios menor”. Nació en 1965 en Illinois (EE.UU.) y quedó sorda por una enfermedad cuando era niña. En la película Bridge to silence, sin embargo, la oímos hablar por primera vez tras un intenso periodo de rehabilitación especial que lo hizo posible.