Proteger la audición desde antes de nacer. El oído es un órgano complejo que se desarrolla principalmente durante la gestación. La audición del bebé cuando aún no ha nacido es vulnerable a muchos factores, lo que hace que la pérdida auditiva o hipoacusia sea una de las deficiencias de nacimiento más comunes. Aunque el porcentaje puede no ser muy elevado, 4 de cada 1000 niños nacen con problemas auditivos, y solo la mitad es por predisposición genética. Tomando las medidas de protección adecuadas se disminuye en gran medida el riesgo de pérdida de audición no genética durante el embarazo.
Para proteger la audición desde antes de nacer es bueno seguir pautas sencillas como lavarse las manos con frecuencia, hábito que protege de infecciones como la del cotimegalovirus, un virus de la familia del herpes, la varicela y la mononucleosis infecciosa. Cuando éste se transmite de madre a hijo durante los primeros tres meses de embarazo, puede producir la pérdida de audición del bebé.
Dejar de fumar y por descontado no compartir cigarrillos, es otra precaución importante. Fumar puede influir negativamente en el desarrollo de la cóclea dentro del oído interno del embrión.
También se deberían evitar los ruidos excesivos. Incluso en el vientre materno, donde el sonido es amortiguado por el útero, los ruidos muy fuertes, así como, las exposiciones prolongadas a sonidos de más de 100 dB, pueden causar daño a la audición del bebé, además de provocar déficits de atención e incluso hiperactividad.
Los ruidos fuertes, como los que provienen de aviones, atascos, conciertos, maquinaria o petardos, pueden afectar al bebé durante el embarazo, ya que, los cinco sentidos se desarrollan antes de nacer. En la semana 24 de gestación, el oído está perfectamente formado, es uno de los sentidos que completa antes su desarrollo y desde ese momento los ruidos pueden tener efectos negativos en él.
A partir de la semana 25, el feto percibe sonoridades internas del organismo de la madre, como el sonido constante del flujo sanguíneo, el movimiento del intestino y la respiración. Pero también comienza a percibir sonoridades externas como la reverberación de la voz de su madre o los sonidos que penetran a través de la membrana que cubre el vientre hasta el líquido amniótico.
Entre la semana 27 y la 39, el feto comienza a responder a los sonidos externos, es decir, al ruido existente en el ambiente de la madre. Es en ese momento cuando se produce la maduración de las rutas auditivas del sistema nervioso central.
Por otro lado, las perturbaciones estridentes pueden modificar el ritmo de los movimientos del corazón del bebé, generando un aumento de actividad y un aumento de presión, e incluso producirle taquicardias.
Los patrones de respuesta fetal muestran que ante estímulos cercanos a los 100 dB el feto padece taquicardia. Por encima de 105 dB, el bebé sufre taquicardias y reacciona con movimientos de extremidades y párpados. Y con estímulos que superan los 130 dB las respuestas del bebé sugieren malestar o incluso dolor.
Así mismo, al no exponerse a sonidos fuertes, la madre también está protegiendo sus propios oídos.
El cuidado de los oídos es fundamental desde antes de nacer, y por supuesto a lo largo de nuestra vida, por lo que es recomendable realizarse revisiones periódicas de la audición, con el fin de preservarla la mayor parte de tiempo posible.
Los profesionales expertos en Audiología de Beltone están siempre a su disposición para cuidar de su salud auditiva, para ello disponen de las mejores herramientas de diagnóstico, y le ofrecen las más modernas soluciones para sus problemas auditivos.
https://www.hear-it.org/es/proteja-la-audicion-del-bebe-durante-el-embarazo-0
Eva Plaza