Santa Cecilia es ampliamente reconocida como la patrona de la música en la tradición católica. Su festividad se celebra, hoy, día 22 de noviembre. Cecilia es venerada como una mártir cristiana que vivió en los primeros siglos de nuestra era, posiblemente en el siglo II o III d.C. El santoral nos da pie para hablar de oído y música.
La asociación de Santa Cecilia con la música se basa en una leyenda, que fue creciendo a lo largo de los siglos. Según la tradición cristiana, Cecilia era una joven romana de una familia noble que, a pesar de su compromiso matrimonial, dedicó su vida a la música y a la devoción cristiana. Se dice que mientras tocaba música, en su corazón, ella le cantaba a Dios.
La leyenda cuenta que escuchaba música celestial en su corazón, lo que simboliza su conexión divina a través de la música. Cecilia convirtió a su esposo y cuñado al cristianismo, y todos enfrentaron el martirio, por decapitación, debido a su fe cristiana. Según parece, sucedió el 22 de noviembre del año 230.
Debido a esta conexión entre Santa Cecilia y la música, a lo largo de la historia, se la ha considerado la patrona de los músicos y de la música en la tradición católica. Muchas iglesias y comunidades cristianas celebran su festividad con eventos musicales y actividades relacionadas con la música en su honor. Además, en el arte, Cecilia es a menudo representada tocando un instrumento musical.
Es importante señalar que la conexión entre Santa Cecilia y la música es más simbólica y legendaria que histórica, ya que la información sobre su vida proviene de fuentes que no son totalmente fiables desde un punto de vista histórico.
En todo caso, traemos a colación a Santa Cecilia a este blog para hablar de la relación entre el oído y música. La relación es evidente. La música es una forma de arte auditiva.
El oído humano es un órgano complejo que nos permite percibir y disfrutar de una amplia gama de sonidos, incluida la música.
Pero, ¿cómo oímos la música?
El oído externo capta las ondas sonoras y las dirige al oído medio, donde se amplifican. Luego, las vibraciones se transmiten al oído interno, donde se convierten en señales eléctricas que el cerebro interpreta como sonido.
Pero la música no es sólo sonido. Abarca otras muchas connotaciones, como tono, ritmo, melodía, armonía y timbre. El oído humano es capaz de percibir todos estos elementos y experimentar una amplia gama de emociones a través de la música.
Escuchar música activa más de 10 regiones de nuestro cerebro e influye en la forma en que filtramos las emociones e incluso en la percepción. Por decirlo de alguna manera, tiene la capacidad de alterar nuestra percepción de la realidad.
Desde una edad temprana, los seres humanos tienen la capacidad de desarrollar habilidades musicales. Los bebés pueden detectar y responder a los patrones musicales, y a medida que crecen, desarrollan una mayor sensibilidad auditiva y una comprensión más profunda de la música.
El oído es esencial en la educación musical. Aprender a tocar un instrumento, cantar o simplemente apreciar la música requiere la capacidad de escuchar y discernir diferentes elementos musicales. El oído musical es, pues, una facultad en parte innata y en parte adquirida que juega un papel decisivo en la formación de la persona, tanto desde el punto de vista humano como musical.
Es necesario conocer las características fisiológicas y psicológicas de su funcionamiento para poder incidir de forma eficaz en la formación de un oído sensible y desarrollado. Asimismo es imprescindible plantear una metodología sistemática para su entrenamiento, dado que la percepción auditiva de las alturas, la más importante en el aspecto musical, presenta dificultades en muchos casos, especialmente en niños o adultos que no han tenido un entorno musical favorable o que han tenido malos modelos (madres o maestras poco afinadas).
El tono o altura es la cualidad que nos permite distinguir entre un sonido agudo o alto y otro grave o bajo. Para un sonido puro el tono viene determinado principalmente por la frecuencia, aunque también puede cambiar debido a otras circunstancias.
Pero también las personas con discapacidades auditivas pueden experimentar la música de diversas maneras. Muchas personas sordas pueden disfrutar de la música a través de las vibraciones y el ritmo. Pueden sentir las vibraciones de la música utilizando sistemas de bajos potentes, asientos vibratorios especiales o incluso colocando las manos sobre superficies que transmitan las vibraciones.
También hay intérpretes de lengua de signos especializados en música que pueden traducir las letras y el ritmo de la música en una experiencia visual.
Por último, la música también se utiliza en la terapia auditiva. La musicoterapia puede ayudar en la rehabilitación de personas con pérdida de audición o problemas de procesamiento auditivo, así como mejorar el bienestar emocional y mental.
En resumen, el oído es esencial para la experiencia musical, ya que nos permite percibir, interpretar y disfrutar de la rica variedad de sonidos que conforman la música. La relación entre la música y el oído es compleja y fascinante, y la capacidad auditiva humana desempeña un papel crucial en nuestra conexión con esta forma de arte.