La forma de las orejas y la audición. Aunque no solemos prestarles mucha atención, a no ser que presenten algún defecto, las orejas, que en época de mascarillas han ganado nuevo protagonismo, son una parte muy importante de nuestro sistema auditivo. Y, a pesar de que todos tenemos, en principio, los mismos elementos físicos, estos varían de una persona a otra. No hay dos ojos ni dos manos ni, por supuesto, dos orejas iguales. No obstante, sí podemos encontrar una serie de patrones y rasgos comunes en la mayoría de casos.
Partiendo de esa base de elementos comunes, podemos catalogar las orejas en distintas tipologías. La clasificación más habitual se lleva a cabo diferenciándolas según la forma, el tamaño y su proyección.
Orejas según su tamaño
- Orejas largas: Presentan una mayor extensión desde el lóbulo inferior al borde superior. Suelen ser estrechas a lo ancho y bien definidas.
- Orejas pequeñas: El caso contrario que el anterior. Hablamos de orejas cortas y achatadas.
- Orejas medias: A medio camino entre los dos tipos anteriores. Es el tipo más común, con un rango de tamaño variable.
Orejas según su forma
- Redondeadas: Aquellas que parecen formar un círculo, sin ningún vértice prominente.
- Verticales: Más común en las orejas largas, presentan una forma recta y prolongada verticalmente.
- Puntiagudas: Las clásicas “orejas de elfo”, acabadas en punta en el borde superior.
- Lóbulo prominente: Son las orejas en las que el lóbulo sobresale por encima del resto de partes.
- Inclinadas: Se refiere a las orejas que presentan una inclinación del borde superior.
- En forma de caracol: Uno de los tipos menos habituales. El pabellón de la oreja tiene una estructura interna que asemeja la concha de un caracol.
Orejas según su proyección
- Pegadas: se trata de las orejas que están muy pegadas al cráneo. Es un problema relativamente habitual en quienes tienen las orejas pequeñas.
- Separadas: Estas son muy reconocibles, pues hablamos de las “orejas de soplillo”. Se considera que unas orejas están despegadas cuando el pabellón sobresale más de 2 centímetros del cráneo.
Anatómicamente, las orejas son una parte muy individual, personal y, en la mayoría de los casos, muy reconocibles. Pero, además de ser un elemento característico, su forma influye en la audición. Unos investigadores han descubierto que, rellenando una parte externa de la oreja con una pieza pequeña de silicona, se cambia drásticamente la capacidad de las personas para determinar si un sonido proviene de arriba o de abajo.
Las conclusiones del estudio, publicadas en el ‘Journal of Neuroscience‘, también ofrecen un dato curioso: el cerebro se ajusta a la nueva forma con el tiempo, recuperando la capacidad de identificar los sonidos con una precisión bastante cercana al estado anterior.
Hasta ahora se sabía cómo podemos identificar de dónde procede un sonido y por qué llegan en tiempos diferentes. Cuando oyes un ruido desde la derecha llega primero a ese oído y, gracias a ello, el cerebro te dice donde tienes que mirar.
Pero determinar si el sonido procede de arriba o de debajo no depende de cuando llegue el sonido a tus oídos. Según desprenden los estudios, lo que más importa es la forma en la que las ondas sonoras rebotan en las paredes externas de las orejas.
Para el análisis utilizaron un equipo de altavoces, moldes de silicona y una máquina para registrar la actividad cerebral. Los voluntarios escucharon sonidos antes de ponerse los moldes y señalaron de dónde creían que provenían. Pero, con ellos puestos, al poner la fuente de sonido sobre la cabeza, algunos de ellos identificaban que procedía de abajo. Lo curioso es que, cuando los participantes regresaron después de tener los moldes unas semanas, el grado de afinación aumentó.
En el escáner, se pudo comprobar cómo iban respondiendo a los estímulos auditivos y que, a medida que los sonidos se originaban en lugares más altos, las neuronas responden menos. Además, al colocar moldes para cambiar la forma de las orejas, las neuronas se desorganizaban en su respuesta.
En definitiva, la respuesta cerebral a las ondas sonoras no es lo único que importa para ubicar un sonido en el espacio. La modificación de los sonidos que tiene lugar en los oídos también importa. Estas conclusiones pueden servir para realizar mejores audífonos, como hemos conseguido con M&RIE en Beltone Imagine, pero también para mejorar la comprensión del modo en el que el sentido auditivo nos ayuda a comprender los estímulos que nos rodean.
Eva Plaza