En estos próximos días, con el puente de Todos Los Santos, van a ser muchos los actos sociales en los que participaremos. Y aún más después de la pandemia, cuando van llegando por primera vez cosas que no hemos podido hacer en años. Sin embargo, además de la diversión, habrá también un protagonista al que nadie ha invitado: el ruido. Y si bien, a veces, es sinónimo de alegría, conviene tener en cuenta unas cifras. En Halloween… cuidado con los ruidos.
En las cenas de grupo, se pueden llegar a superar los 90 dBs, lo que sin duda provoca una mala discriminación a la hora del entendimiento del habla. La efusividad es necesaria, pero el ruido es un gran enemigo de la comunicación. En Halloween… cuidado con los ruidos.
Con los niños y niñas de puerta en puerta preguntando aquello de truco o trato, la banda sonora de nuestras ciudades y pueblos se llena de esas pequeñas explosiones de petardos. El sonido que provoca su estallido llega, dependiendo de su grosor, puede llegar hasta los 160 dBs, muy por encima del umbral del dolor, cifrado en los 140 dBs. En Halloween… cuidado con los ruidos.
Como ya hemos recordado en varias ocasiones la exposición al ruido, y más aún la prolongada, daña las células ciliadas externas – son irrecuperables- provocando lo que se conoce como trauma acústico y, por lo tanto a la hipoacusia, o pérdida de audición. Uno de los síntomas de ese daño son los acúfenos o pitidos internos generados por el propio sentido del oído, sin que haya una fuente externa que los provoque.
El tercer clásico de Halloween son las salidas nocturnas a locales en las clásicas fiestas terroríficas. Dentro de una discoteca, el nivel de intensidad sonora es de 110 dBs. Por eso, los expertos en audición de Beltone recomiendan que, si vas a estar más de cinco o seis horas sometido a estos volúmenes intensos de ruido, tomes algunas precauciones, como por ejemplo la de salir fuera cada cierto tiempo para dar un respiro también a tus oídos, no permanecer demasiado tiempo cerca de los altavoces emisores del sonido, donde se expone a los oídos a una altísima carga de energía, y cambiar con frecuencia de ubicación en el interior del local. El ser humano puede tolerar entre 80 y 110 dBs. A partir de ahí, y de acuerdo con el tiempo de exposición, el sonido perjudicial para el oído humano.
Lo advierte la OMS: “los sonidos son muy fuertes o la exposición se produce con regularidad o de forma prolongada, las células sensoriales y otras estructuras pueden verse dañadas de forma permanente, lo que provoca una pérdida irreversible de audición”.
De esta manera, y aunque el ruido puede ser sinónimo de alegría, también provoca mala discriminación del habla, y por lo tanto falta de comunicación, acúfenos, si la intensidad es anormalmente alta, y cuando la exposición es prolongada, pérdida de audición irrecuperable de manera natural. Y recuerda que, ante la más mínima duda sobre tu audición, consulta a tu especialista más cercano.
Los profesionales de Beltone están siempre a su disposición para cuidar de su salud auditiva con las mejores herramientas de diagnóstico y ofreciendo las más avanzadas soluciones para los problemas de audición.