Dolor de oídos provocado por el frío. Según avanza el otoño llega el frío y se instala en nuestras vidas. Las bajas temperaturas, las inclemencias del tiempo, los espacios cerrados y los cambios de bruscos temperatura pueden afectar a nuestros oídos. Además, en esta época del año, nuestras defensas están más bajas y somos más vulnerables.
Existe un dolor de oídos directamente relacionado con el frío. A veces, cuando pasamos de un ambiente cálido a uno frío, por ejemplo, al salir del interior de un edificio a la calle, o cuando hay mucho viento frío, se puede experimentar un dolor punzante y agudo en los oídos. Este dolor no afecta a la audición pero es tan intenso que se puede extender por el cuello y la cabeza.
El cuerpo humano tiene sus propios mecanismos para protegerse de los agentes externos. El frío exterior, al que nos enfrentamos en esta época del año, provoca que los pequeños vasos sanguíneos que se encuentran en el oído se contraigan. Como consecuencia, se reduce el flujo sanguíneo que va hacia el oído externo, pudiéndose acumular en el oído interno, y provocando ese desagradable dolor.
Además, algunas personas cuentan con un mayor número de vasos sanguíneos en los oídos, alrededor de los huesecillos (martillo, yunque y estribo), que son los encargados de transmitir las vibraciones del sonido desde el tímpano al oído interno, por eso, son más propensas a sentir este tipo de dolor.
Para aliviar ésta molesta sensación, es recomendable aplicar una compresa tibia que proporcione suficiente calor para aumentar la circulación en la zona, ayudando a descongestionar el oído. Es suficiente con usar un paño limpio, seco y templado sobre la oreja durante unos minutos y el dolor irá remitiendo.
También el dolor de oídos puede ser consecuencia de una infección viral, ya que, nuestros oídos están directamente comunicados con la boca y la nariz. La mucosidad producida en la gripe o el resfriado puede terminar causando otitis.
Por último, se dan casos en los que permanecer durante mucho tiempo en lugares cerrados y con escasa ventilación puede producir infecciones en los oídos. La calidad del aire en estos entornos disminuye aumentando la proliferación de virus.
Por lo tanto, para prevenir infecciones y dolor de oídos, es recomendable protegerse del frío al salir a pasear o hacer deporte, utilizando gorro u orejeras. Además, es fundamental ventilar todas las habitaciones para renovar el aíre. No obstante, ante la persistencia de síntomas como el dolor de oídos o la supuración hay que acudir al médico.
