¿Cómo oían los neandertales?

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¿Cómo oían los neandertales?

Que el oído es un sentido fundamental, no vamos a descubrirlo aquí. Es el responsable principal, nada menos, que de la comunicación humana. Pero además, es este sentido el único que da pistas fidedignas a la científicos sobre cómo era la comunicación y el lenguaje de los primeros homínidos. ¿Cómo oían nuestros antepasados? Cómo oían los neandertales. De eso hablamos en este post.

Un equipo de científicos españoles, concretamente de la cátedra de la Universidad de Alcalá de Henares ‘Otoacústica Evolutiva y Paleoantropología’, financiada por HM Hospitales está a la cabeza de la investigación mundial en este sentido. La Cátedra está dirigida por los profesores de la Universidad de Alcalá Ignacio Martínez Mendizábal y Mercedes Conde Valverde. Hemos hablado con ellos.

La clave de la investigación está en que los huesos del oído fosilizan, y, por lo tanto, sus magnitudes físicas se pueden estudiar muchos miles de años después de la muerte del individuo. Esta Cátedra de la UAH lleva más de diez años investigando, precisamente mediante el estudio de restos fósiles, cómo oían los primeros homínidos. “En realidad, lo que intentamos averiguar es cómo se comunicaban, y detrás de ello, conjeturar también sobre la evolución del lenguaje”, explica Martínez Mendizábal. Los científicos han intentado llegar a conclusiones en este sentido de muchas maneras. Por ejemplo,  teorizando sobre cómo era el cerebro de las especies investigadas, concretamente la parte superior del cráneo, para comprobar si podían, o no,  pronunciar determinados sonidos. Sin embargo, “todos estos esfuerzos no han llevado a ninguna evidencia”, afirma el profesor.

En la UAH lo han hecho a través del oído porque la audición es la única capacidad sensorial que se puede reconstruir a través de los fósiles.  “Todas las estructuras anatómicas del oído, fosilizan. Tenemos restos fósiles de estas estructuras, incluidos los huesecillos del oído, en el yacimiento de la Sima de los Huesos, en Atapuerca, que fue con los que empezamos”. Se trata restos óseos del Homo heidelbergensis,  antepasado de los neandertales (Homo neanderthalensis) de  430.000 años de antigüedad.

Para poder estudiar las cavidades en el interior del oído, que se hallan en el interior de un hueso del cráneo, “hacemos centenares de tomografías computarizadas, con una gran definición, de cada individuo, y  las tratamos informáticamente para obtener un modelo tridimensional de cómo son esas cavidades”, nos cuenta Conde Valverde. Es un trabajo arduo, que lleva mucho tiempo, pero su resultado, “se puede medir”.

El sentido del oído, en los mamíferos, tiene que ver con  tres regiones anatómicas, el oído interno, el oído externo y el oído medio. En el interno está el caracol, o cóclea,  conectada al órgano que de verdad oye, el sensor  -el nervio auditivo- que transmite las vibraciones, convertidas en impulsos eléctricos, al cerebro. Para que la energía externa del sonido llegue hasta la cóclea, tiene que pasar por el conducto auditivo externo, hacer vibrar al tímpano, que se mueva la cadena de huesecillos…  En otras ocasiones, en este blog, ya hemos explicado cómo funciona el oído

En este proceso,  por una cuestión de física, y en función de las dimensiones y resto características de cada estructura anatómica del oído,  se produce lo que se llama filtrado acústico. Así, hay frecuencias que se amplifican y otras que se atenúan antes de llegar a la cóclea. Así, el sonido que le llega finalmente no es exactamente el sonido exterior, sino que ya está filtrado.

Ese filtrado, el que determina exactamente cómo oyen los mamíferos, se puede reconstruir. De hecho, dos ingenieros de telecomunicaciones españoles de la Escuela Politécnica de la UAH, Manuel Rosa y Pilar Jarabo, han creado un programa informático que, a partir de las tomografías computarizadas de los fósiles del oído, es capaz de reproducirlo, y por lo tanto saber cómo oía en cada frecuencia el propietario de ese cráneo.

“El resultado coincide exactamente con la audición del sujeto analizado. Es similar al audiograma hecho a una persona viva. Lo podemos estudiar”, sigue el profesor Martínez Mendizábal. La manera de oír varía sustancialmente en cada especie de mamíferos, y en concreto, en los primates.  Los humanos tenemos un tipo de audición muy peculiar, muy diferente de la del resto de primates. Por ejemplo, los chimpancés oyen muy bien en una franja de frecuencias muy estrecha. Oyen muy bien en torno a la frecuencia de 1 kHz, porque son los sonidos que ellos utilizan para comunicarse en el bosque.

Los humanos tenemos una franja de frecuencias muy amplia en la que oímos muy bien. Va desde algo menos de 1 kHz hasta 5 kHz, un ancho de banda muy grande. “La razón es que utilizamos muchos sonidos diferentes y necesitamos ese ancho de banda para emitir y entender sonidos que se puedan distinguir bien, desde la a hasta la z. Es esa capacidad de utilizar tantos sonidos la que nos permite articular un lenguaje rápido de emitir y muy fácil de entender”, explica la profesora Conde Valverde.

El equipo de la UAH ha extendido este mismo concepto a las especies de homínidos del pasado, determinando si su ancho de banda se parece más al de los chimpancés, o al de los humanos. Y, en colaboración con  muchos investigadores de todo el mundo, ha concluido que, los primeros homínidos, los Australopithecus, de hace más de dos millones de años, oían como los chimpancés. “De hecho, su comportamiento era muy parecido al de los chimpancés”, afirma la profesora de la UAH.

En el caso de los fósiles hallados en la Sima de los Huesos,  de Homo heidelbergensis,  el ancho de banda se ha agrandado. “No llega a ser como el nuestro, pero es mucho más amplio que el de un chimpancé. Por  lo tanto,  se podía comunicar de una manera más eficiente, algo que coincide con las evidencias que tenemos sobre su comportamiento, mucho más complejo que el de un chimpancé, puesto que tallaban la piedra, cuidaban de sus enfermos y  se ocupaban de los muertos”, afirma Martínez Mendizábal.

La Cátedra también ha analizado la audición de los neandertales, que tienen aún un comportamiento mucho más complejo. “El ancho de banda de su audición es prácticamente como el nuestro. Por lo tanto,  oían exactamente como nosotros. Lo cual quiere decir que utilizaban los mismos sonidos para comunicarse y que eso les permitía tener un lenguaje, no sabemos si con gramática o no, porque eso no se puede inferir del análisis de los restos fósiles. Pero lo que sí sabemos es que el sistema de comunicación de los neandertales, era exactamente como el nuestro”, explica la profesora Conde Valverde.

La ampliación en el tiempo del ancho de banda, en opinión de los dos profesores, está relacionada con la complejidad del comportamiento y  con el sistema de comunicación que empleaba cada especie. “A lo largo del tiempo, a medida que el comportamiento se iba haciendo más complejo, necesitaban un sistema de comunicación más complejo. Necesitaban hablar. Hay una relación directa entre la complejidad social y el lenguaje. No puede haber complejidad social si no hay una comunicación eficiente entre los individuos.  Estudiando la audición, lo que estamos estudiando, en realidad,  es la evolución de la inteligencia humana y de la complejidad social de las distintas especies de homínidos”, argumentan Conde Valverde y  Martínez Mendizábal.

El equipo de la UAH está en contacto con otros investigadores del resto del mundo para estudiar el oído de restos fósiles encontrados en todo el mundo.  La Cátedra de ‘Otoacústica Evolutiva y Paleoantropología’ es vanguardia absoluta a nivel mundial en esta cuestión. “Estudiar la audición ha sido una idea que no ha tenido nadie más, pero además, llegar a nuestro nivel, cuesta mucho tiempo, muchos años de tomografías. Tenemos una gran aceptación entre la comunidad científica”, termina el profesor Martínez Mendizábal.

 

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