Juguetes y ruido. Durante las fiestas de Navidad es tradición el intercambio de regalos y que los más pequeños reciban de manos de Papá Noel o de los Reyes Magos obsequios entre los que no pueden faltar los juguetes. Pero los niños, cuando realizan sus peticiones no piensan en su salud auditiva, para ellos, los juguetes cuanto más ruidosos mejor.
Coches con sirena, armas con sonido o instrumentos musicales son algunos de los juguetes que más ruido provocan y, en consecuencia, que mayor riesgo suponen para la salud auditiva de los más pequeños.
Juguetes y ruido. Cada año, la Asociación Americana de la Vista y la Audición – Sight and Hearing, realiza un estudio sobre la intensidad de los juguetes más ruidosos que se lanzan al mercado durante la campaña de Navidad. La lista de los 24 juguetes más ruidosos del mercado de este año, incluye tres que superan los 85 dB. Estos tres juguetes emiten un sonido tan intenso que puede ocasionar una lesión auditiva tras 15 minutos de exposición. Además, otros cinco pueden originar problemas de audición tras 30 minutos de juego.
La recomendación de la OMS es conseguir entornos que no superen un ruido constante de 55 dB. A partir de los 80 dB, existe el riesgo de perder capacidad auditiva y el oído entra en el umbral del dolor a partir de los 120 dB. Los daños producidos por la exposición a sonidos fuertes se van acumulando a lo largo de los años. Las neuronas auditivas no se regeneran, el exceso de ruido las destruye y esto provoca una pérdida auditiva progresiva e irreversible.
Asimismo, el ruido puede provocar auténticos estragos en la salud de los niños, ya que, no solo ocasiona pérdida auditiva, si no que puede causar problemas como cefaleas, estrés, deficiencias de aprendizaje o dificultades para conciliar el sueño, entre otros.
Para proteger la salud auditiva de los niños es recomendable, antes de adquirir cualquier juguete, comprobar la intensidad del sonido que pueda emitir. Si este dato no figura en las características técnicas del juguete, existen aplicaciones para móvil con las que se puede realizar fácilmente una medición sonora.
En el caso de que ya se haya adquirido un juguete ruidoso, es recomendable reducir la intensidad del sonido que emite tapando los altavoces con cinta adhesiva o con otro material que atenúe el sonido. También, desde que los niños son pequeños, se les debe enseñar a no acercarse los objetos ruidosos a los oídos.
Nuestros oídos nos acompañan durante toda la vida y es fundamental cuidarlos en todas sus etapas.
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Eva Plaza